martes, 29 de abril de 2014

Michelangelo Buonarroti






Al corazón de azufre, a la carne de estopa...

Al corazón de azufre, a la carne de estopa,
a los huesos que son de seco leño;
al alma sin guía y sin freno
al desear pronto, a la gracia extrema;
a la ciega razón, débil y coja,
al muérdago, a los lazos de los que el mundo es pleno,
no es asombroso ver en un relámpago
arder en el primer fuego con que topan.
Al arte bella que, si del cielo consigo
cada uno trae, vence a la natura,
aun cuando ésta apremia en todo sitio:
si yo nací a aquélla ni sordo ni ciego,
proporcionado a quien el corazón me enciende y roba,
culpa es de quien me ha destinado al fuego.


Michelangelo Buonarroti (Caprese, 1475- Roma, 1564), Rime, Universale Laterza, Bari, 1967

Versión de J. Aulicino




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domingo, 27 de abril de 2014

Comienza a vomitar la luz / Mario Santiago Papasquiaro






El Amor no es una ecuación mental,
el Odio sí que raspa las rodillas
enmudece labios / encanece niños;
por lo pronto
ningún dibujito fálico
en la pizarra de una escuela es la vida/
porque mientras la muerte
camina ya sobre nosotros:
“Tarantula´s Power”,
la Vida no puede seguir siendo
un mero manchón de comida
sobre la ropa limpia.
Ni ésto,
ni un póster de Raquel Welch
o Emiliano Zapata reducido a póster;
De una vez:
Ni las fábulas de
Stalin o Samaniego.


Mario Santiago Papasquiaro


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viernes, 25 de abril de 2014

Un lector / J. L. Borges





Un lector

Que otros se jacten de las páginas que han escrito;
a mí me enorgullecen las que he leído.
No habré sido un filólogo,
no habré inquirido las declinaciones, los modos, la laboriosa mutación de las letras,
la de que se endurece en te,
la equivalencia de la ge y de la ka,
pero a lo largo de mis años he profesado
la pasión del lenguaje.
Mis noches están llenas de Virgilio;
haber sabido y haber olvidado el latín
es una posesión, porque el olvido
es una de las formas de la memoria, su vago sótano,
la otra cara secreta de la moneda.
Cuando en mis ojos se borraron
las vanas apariencias queridas,
los rostros y la página,
me di al estudio del lenguaje de hierro
que usaron mis mayores para cantar
espadas y soledades,
y ahora, a través de siete siglos,
desde la Última Thule,
tu voz me llega, Snorri Sturluson.
El joven, ante el libro, se impone una disciplina precisa
y lo hace en pos de un conocimiento preciso;
a mis años, toda empresa es una aventura
que linda con la noche.
No acabaré de descifrar las antiguas lenguas del Norte,
no hundiré las manos ansiosas en el oro de Sigurd;
la tarea que emprendo es ilimitada
y ha de acompañarme hasta el fin,
no menos misteriosa que el universo
y que yo, el aprendiz.


J. L. Borges



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miércoles, 23 de abril de 2014

Hugo Ball / Dos poemas





Danza de la muerte, 1916


Así perecemos, así perecemos,
todos los días perecemos,
pues es muy cómodo dejarse morir.
De mañana todavía entre sueño y sueño,
Más allá a mediodía.
De noche en lo más hondo de la tumba.

La guerra es nuestro burdel.
Nuestro sol es de sangre.
La muerte es nuestro símbolo y eslogan.
Niño y hembra abandonamos
¿En qué nos conciernen?
Pues ahora es posible
Tan solo abandonarnos a nosotros.

Así asesinamos, así asesinamos.
todos los días lapidamos
colegas nuestros en la danza de la muerte.
Álzate hermano ante mí,
¡Hermano, tu pecho!
Hermano que debes caer y morir.

No gruñimos, no gruñimos.
Todos los días nos callamos,
Hasta que el hueso ilíaco gira en su juntura.
Duro es nuestro lecho,
Duro nuestro pan.
Inmundo y sangriento el Dios adorado.

Hugo Ball

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La tentación de San Antonio

Los nervios de mi cuerpo se alzan como campos de espinas,
Campos sangrantes de lapas y zarzas de nudos.
Mi médula entona una misa roja de efebos tonos de fístula.
En el canal de mi médula borbotan deslaves de cerros y piedras inquietas.
Mi cabeza cuelga hacia adelante llena de sangre.
Ralo cabello verde sabandija sobre el cráneo se elonga.

Muros torcidos, casas torcidas.
Hordas de tábanos silban y destellan por el cuarto.
Los muros recibieron las pústulas y se desmenuzan.
Doctores con altos gorros rodean la enfermedad y la cubren con vendajes.
Ocho yardas sobre la puerta está el fantasma de la peste con cascabeles.
Tomo impulso para el golpe. ¡Ayuda! No ablanda. Una nube amarilla.
Gritos al cielo. ¡Demencia! ¡Demencia!

Vuelan ciudades escarlatina. Verdes oasis. Hilos de luz. Soles de negro traqueteo.
El suelo vibra. Se hunde una cubierta verde.
»¡Ahí está él!« Me amordazan, muecas de negro, rodilla en mi peritoneo.
Cuerpos humanos, apretados sobre el suelo, huyen y saltan
Desnudos y enérgicos, con vibrante contoneo de sierpe en los pasillos.
Un silbido de cien mil sirenas de vapor brama sobre los puertos.
Tipos con varas de bambú sobre y a través de plazas y torres.
Desbandadas. Machacones. El aire supura. Revienta la luz. Estrellas fijas perdidas en cuarteles.

Y siempre el golpear de los gritos, desde abajo, como de calderas infernales.
Y siempre el verdigrana, rubíamarillo estruendo en zigzag voluptuoso.
Mis manos rebeldes se aferran a una columna del templo.
Alguien vocifera: ¡Obscenidad! Otros saltan de la sien de las ventanas.
El estallido desgarra ciudades enteras. Los monjes budistas en sillas de loto,
arriba a la izquierda, regordetes e hinchados, abuelos de la apatía,
Ríen y se abanican y giran la panza, aquí y allá con manos castigadas
y estallan de alegría craneal llena de arrugas.

Hugo Ball


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lunes, 21 de abril de 2014

(y 10) LA PALABRA LIBERTADA. QUINCE REFLEXIONES PERSONALES (Y TRANSFERIBLES) SOBRE UN QUINCENIO POÉTICO. / Julio Vélez






15. 1989: Palabra es, además, historia

La palabra no es inocente. Sin el ser humano las palabras no existirían, como tampoco el ferrocarril o el microondas. Las palabras no pueden justificar el poder arbitrario. No es lo mismo la palabra hambre pronunciada por Agamenón, que por su porquero. No es lo mismo pronunciada por Edipo que por Antígona. Las palabras tienen cuerpo, sonidos, contexto, historia, alas… La palabra es necesidad o todavía estaríamos en el zoológico de la prehistoria. Hay palabras que alimentan como el pan y otras que nos sumergen en las tinieblas, palabras que son dulces gritos y otras que picotean en el subsuelo. Palabras que nos hacen crecer y que nos empequeñecen. Por pronunciamiento, la palabra es siempre maravillosamente culpable.




16. 1990: Tradición es futuro

La tradición es pasado y el pasado siempre está quieto, aseguran. Es como una fotografía inamovible, como una estatua de sal. Sin embargo, al igual que el presente, está vivo. No hay una, sino muchas tradiciones, tantas como posibilidades de futuro. La historia de la Literatura española está llena de tradiciones distintas. El pasado es futuro, es decir, memoria. No comparto algunas de las tradiciones desempolvadas en los últimos años por la sencilla razón de que no comparto el futuro que nos ofrece.
No he pretendido ser aquí un analista frío y taxonómico, sino un testigomás de una época. Como tal he hablado y reivindicado mi derecho al subjetivismo, mi derecho a la pasión, mi posibilidad de error. No pertenezco a la estirpe de los camaleones, ni tampoco a la de los dinosaurios. Más que beber vino, deseo que el vino me beba. Confío en algunos seres humanos, en miles y miles de personas en el ancho, largo mundo. Personas a las que no conozco pero a las que puedo abrazar en cualquier momento. La certeza de que cualquier tiempo pasado no es mejor no me lleva a la ceguera irracional del sueño por el sueño, sino a confirmar que mi memoria no es más que un adarme en el inmenso horizonte de una memoria colectiva.


Julio Vélez
(AA.VV. / “DEL FRANQUISMO A LA POSMODERNIDAD”)


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sábado, 19 de abril de 2014

(9) LA PALABRA LIBERTADA. QUINCE REFLEXIONES PERSONALES (Y TRANSFERIBLES) SOBRE UN QUINCENIO POÉTICO. / Julio Vélez




13. 1987: La belleza incontaminante

La belleza es una alegría para siempre, pero no es Narciso perdido entre los cisnes. No es el malabarismo del sombrero de copa que extrae conejos ni el salto del trapecista con red. No es el pez, sino el agua que se escapa en la pesca.
Los funcionarios de la ciudad letrada han disecado a la belleza, a la pobre, a la inmóvil belleza del Museo arqueológico. Han deseado que la resurrección de los muertos fuera el retorno de los cadáveres triturados por la historia. La belleza sin historia, la historia sin belleza, oh, exclaman, la dulce, tierna, la eterna belleza de lo inútil. La belleza incontaminada. Una vez más se confunde el pañuelo con la lágrima.




14. 1988: La muerte de las ideologías

De tanto amar cadáveres la necrofilia se hace virtud. En los bares de moda, en las discotecas franqueadas por lebreles uniformados, el ángel revelador destapa su trompeta y anuncia la nueva nueva de la muerte de las ideologías. La noticia llega a todas las esquinas y la gente guapa del poder la acoge como agua bendita en iglesia endemoniada. El pasado es un fardo que hay que desnuca en plena vía pública. El “donde dije digo digo Diego” extiende sus banderolas a los aires. Si antes fue el “contra Franco vivíamos mejor”, ahora, por generación espontánea, es posible el poder sin ideología. Es posible que las manzanas sean peras y los melocotones sandías. Nuestros intelectuales, pobres, ayer desencantados y bucólicos, dolidos de tanta incomprensión, tocan la flauta por las esquinas para despertar a las palabras, pobres, pobres, largo tiempo dormidas en las páginas carcomidas de los diccionarios. Caballeros civilizados, al cabo, que jamás polvan sus leontinas de petimetre llenando de polvos y maquillajes la atmósfera de la ciudad florida.


Julio Vélez
(AA.VV. / “DEL FRANQUISMO A LA POSMODERNIDAD”)

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jueves, 17 de abril de 2014

(8) LA PALABRA LIBERTADA. QUINCE REFLEXIONES PERSONALES (Y TRANSFERIBLES) SOBRE UN QUINCENIO POÉTICO. / Julio Vél




11. 1985: El paro aumenta

La libertad es siempre saludable, pero no siempre la democracia es libre. Mientras el paro aumenta, aumenta el precio de los libros. En España se publica un altísimo número de libros que crece en proporción directa al precio de los mismos. La minoría de siempre compra ahora más porque su poder adquisitivo ha aumentado, y la mayoría de siempre compra ahora menos, porque su poder adquisitivo ha disminuido. Las librerías cada vez se parecen más a supermercados y los supermercados cada vez más parecen librerías. Los libros parecen objetos lejanos que se encuentran en las nubes. Como dice Eduardo Galeano, deberían venderse en joyerías.




12. 1986: La poesía del pavo real

“Yo es otro”, dice Rimbaud, empujando un poco las puertas de la modernidad cosmopolita (que dicho sea de paso, no es la única). “Yo es un subproducto cultural blanco”, denuncia desde la transculturación René Depestre. “Yo es un pavo real” puede interpretarse tras la lectura de no pocos texto poéticos del último quindenio. Tres fenómenos de naturaleza bien distinta. La alienación asumida desde la tragedia, denunciada desde la rabia y encantada desde el vodevil.

La defensa de la palabra maquillada y sin venas, insustancial como un vuelo sin alas, revolotea sobre parte de la última poesía española. Si antes se olvidaron matices fundamentales, ahora se pinta sin colores. La nada es el todo y el todo es un porquero disfrazado de princesa. Sin la materialidad del lienzo y los colores el cuadro es imposible. Poesía que mira hacia el modernismo y selecciona sus epígonos, que escarba en los clásicos y extrae el exotismo sexual y la decoración artificiosa, en la que hasta el eructo es “suspirillo de efebo tras las gasas del gimnasio”.


Julio Vélez
(AA.VV. / “DEL FRANQUISMO A LA POSMODERNIDAD”)


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martes, 15 de abril de 2014

(7) LA PALABRA LIBERTADA. QUINCE REFLEXIONES PERSONALES (Y TRANSFERIBLES) SOBRE UN QUINCENIO POÉTICO. / Julio Vélez






9. 1983: El libre juego del mercado

Al poder de la crítica le pide relaciones el poder editorial y en algunos casos llegan al matrimonio y en otros al divorcio. Las editoriales descubren la rentabilidad de la “publicidad indirecta”, y sus inversiones las destinan más a incluir en sus equipos a críticos (y poetas) conocidos que al libre juego del mercado. El resultado es el hundimiento de las editoriales que no llegan a tiempo al baile y carecen de dinero para alquilar a un acompañante. Con todo, parece oportuno señalar que, mientras las instancias de la ciudad letrada, en feliz y espléndida expresión de Ángel Rama, están en juerga permanente, un lúcido grupo de escritores, más o menos jóvenes, escriben los textos más representativos de la década. Unos atizan el carbón y otros se comen los garbanzos. Pero a esto, a la postre, estamos acostumbrados.





10. 1984: Literatura hegemónica.

Hablamos, por lo general, de literatura hegemónica como si fuera la única existente. Como si el libro restara importancia a las revistas marginales o a la canción. Hay decenas de revistas desconocidas que aparecen y desaparecen como un Guadiana. Decenas de hombres y mujeres entregando lo mejor de ellos sin que ningún medio –incluido por supuesto el universitario- le preste la más mínima atención. Que yo conozca, solamente durante los pocos meses que existió el periódico Liberación se le prestó una cierta importancia. Pero, qué decir del autor anónimo de las letras del flamenco. Cómo olvidar que, sin exageración alguna, buena parte de la mejor poesía de la Literatura española está en las letras simples y poéticas de una siguiriya o una soleá, que la gracia del ángel de las letras de las bulerías se da la mano por la espalda con el duende negro de las tonás. Cómo es posible que no exista una sola historia de la Literatura española que atienda con un mínimo de rigor estos poemas de belleza indestructible, como parte fundamental de nuestra mejor poesía en los últimos siglos.
El libro es un instrumento clave en el desarrollo de la literatura, pero cuando el dios cristiano expulsó a Adán y Eva del Paraíso, lo hizo por comer del árbol de la sabiduría, no por masticar un libro.

Julio Vélez
(AA.VV. / “DEL FRANQUISMO A LA POSMODERNIDAD”)


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domingo, 13 de abril de 2014

(6) LA PALABRA LIBERTADA. QUINCE REFLEXIONES PERSONALES (Y TRANSFERIBLES) SOBRE UN QUINCENIO POÉTICO. / Julio Vélez






1982: Triunfo electoral del Partido Socialista Obrero Español


Hace unos años publiqué un aburridísimo libro titulado La poesía española según “El País”, en el que trataba algunas de estas cuestiones con bastante cantidad de datos. Debo decir que ni uno siquiera de ellos ha sido cuestionado por nadie que yo sepa. La recepción del libro resultó sorprendente. El País me ofreció sus páginas para la publicación de las conclusiones. Gratamente sorprendido de la capacidad autocrítica del medio envié el trabajo inmediatamente. El teléfono de casa comenzó entonces a transmitir mensajes no demasiado elegantes y, hasta en algún caso, rotundamente groseros. Una especie de cruzada gremial se puso en marcha y mis dientes, no demasiado sanos de por sí, fueron amenazados de muerte súbita. Y a estas alturas ni el libro se había publicado, ni El País había hecho lo propio con el artículo que tardó cinco meses en editarse. Por estas fechas cambiaron al director del suplemento y es fácil constatar que en los últimos años la crítica d libros de poesía ha descendido alarmantemente. También TVE decidió dedicar al tema un programa cultural completo y, para ello, me pidieron que participara en una mesa redonda junto con los directores de cuatro suplementos literarios. Aunque supuse que estaría solo en el entierro acepté encantado. Pensé que era la mejor manera de plantear, fuera de cuestiones personales, el problema del gusto y su difusión. En definitiva, considero que el libro no era un análisis coyuntural sobre las relaciones prensa/ literatura, ni una denuncia del tráfico de influencias en la crítica periodística española, sino cuestionamiento de una muy particular manera de entender a ésta en la democracia. La muerte física de las personas no significa su desaparición de nuestro pensamiento y nuestros actos. El general Franco ha seguido viviendo en algunos críticos. Ellos se negaron a que nos entrevistaran juntos y, en consecuencia , conmigo lo hicieron de manera individual y a ellos en conjunto. Debo dar un dato: durante el primer año se vendieron 123 libros. Una inmensidad.

No traigo a colación estos datos con ánimo revanchista, nada más alejado de mis intensiones; pretendo tan sólo ilustrar la calidad reflexiva y democrática de algunos medios. Debo añadir que las heridas aún no han cicatrizado. Hace pocos meses, dos editoriales muy conocidas de poesía han rechazado un libro mío, no sólo sin leerlo, sino sin ni siquiera conocer el título. Los dos directores coincidieron en recordar que hace unos años yo había escrito el libro en cuestión. Pero esto es otra historia y no quiero desviarme del núcleo de mis palabras.

Julio Vélez
(AA.VV. / “DEL FRANQUISMO A LA POSMODERNIDAD”)


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viernes, 11 de abril de 2014

(5) LA PALABRA LIBERTADA. QUINCE REFLEXIONES PERSONALES (Y TRANSFERIBLES) SOBRE UN QUINCENIO POÉTICO. / Julio Vélez




7. 1981: El golpe de Tejero. Crítica literaria conservadora

De tanto hablar contra el poder político algunos preparan el asalto al cuartel de invierno de la crítica. Es necesario educar el gusto y la prensa es un buen mantel para los alimentos. La mayoría de los suplementos literarios miran ahora hacia atrás no con nostalgia, sino con ira. Es necesario cortar amarras con la literatura dominante del pasado más reciente. Con toda. Con la buena y con la mala. Nada mejor para ello que hacer un saco y llenarlo con lo que se llamó literatura de la berza, realismo social, literatura de compromiso o los mil espantosos nombres que se dieron para intentar reducir al mínimo una producción literaria que no es tan uniforme como parece. De hecho están luchando contra su propia invención del pasado para instaurar así su visión del presente.


Julio Vélez
(AA.VV. / “DEL FRANQUISMO A LA POSMODERNIDAD”)



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miércoles, 9 de abril de 2014

(4) LA PALABRA LIBERTADA. QUINCE REFLEXIONES PERSONALES (Y TRANSFERIBLES) SOBRE UN QUINCENIO POÉTICO. / Julio Vélez





5. 1979: La creación es una actividad solitaria.

La nostalgia del pasado conduce a la fatiga del presente. No conozco olivos que den manzanas, ni manzanos que den melones. Aparecen nuevos argumentos: la creación es una actividad solitaria que expresa la condición humana en su aspecto individual. Lo único que puede el escritor es explicarse a sí mismo, profetizan. Como si uno pudiera explicarse a sí mismo sin los demás, como si uno fuera una abstracción en un espacio incontaminado. Se confunde al tocino con la velocidad. A la marginación creativa con el individualismo mezquino. Creo que los que así piensan no aspiran a explicarse ni a sí mismos ni a nadie, sino tan solo a justificar su disfraz, sus palabras huecas, el juego de los artificios de sus poemas, el crimen de las palabras.

6. 1980: La marginación no es individualismo

San Juan escribió sus poemas físicamente desde la cárcel, poéticamente desde la marginación consciente, y conozco pocos textos amatorios con los que pueda identificarme como con el Cántico. Vallejo escribió Trilce desde el último rincón del dolor y pocas veces el dolor ha tenido más sonidos. Hölderlin, en la buhardilla del carpintero Zimmer, escribió sus últimos poemas y nos dio una magistral lección sobre la realidad poética. Cuando le pedían que firmara alguno de sus poemas lo hacía con el nombre de Scardanelli y le añadía la fecha. Si contamos los años, comprobaremos que Scardanelli vivió cien años más que Hölderlin. Es decir, que dentro de Hölderlin –que falleció a los stenta y tres años- vivió Scardanelli durante ciento ochenta y siete años. Para mí aceptar este principio es esencial para hablar de realidad poética. Podrá argumentarse que Hölderlin padeció locura –que es verdad- pero, sin embargo, aunque muchas veces se asegure lo contrario, un poeta no es un loco. Realizan funciones distintas con las palabras. Para el loco no existe la antítesis. La marginación creativa no es individualismo mezquino, sino soledad sonora, como decía Cernuda.



Julio Vélez
(AA.VV. / “DEL FRANQUISMO A LA POSMODERNIDAD”)



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lunes, 7 de abril de 2014

3 / LA PALABRA LIBERTADA. QUINCE REFLEXIONES PERSONALES (Y TRANSFERIBLES) SOBRE UN QUINCENIO POÉTICO. / Julio Vélez






3. 1977: Triunfo electoral de Unión de Centro Democrático.

Las épocas siniestras fomentan la creación, repiten los altavoces. La lectura entre líneas, el juego de los guiños, las palabras-llaves, la captura de símbolos y emociones prefijadas. Y olvidan que las líneas cambian, los guiños se transforman, las palabras crecen, las emociones caminan. Desde ayer nos hablan a lo que somos hoy. Y la música, evidente, rebota en las paredes del tiempo. Nuestros intelectuales, que se sienten el centro del mundo, encienden sus pipas y fuman desencanto lo mismo que antes fumaron miedo y fumaron cobardía.

4. 1978: El desencanto. La arruga es bella

Si uno creyera los análisis intelectuales de algunas revistas culturales, toda España sería desencanto y fatiga. Los que antes renunciaron a la práctica teórica ahora no hacen más que teorizar sobre ellos confundiendo mundo con ombligo. “País de mierda. Pueblo de mierda”, piensan. Nuestros mayores llevaban razón, aseguran, mientras vociferan que son demócratas de toda la vida y que, por tanto, tienen derecho a una parte de la tarta. Interminables colas bostezan ante los despachos y los pasillos. La fatiga y el desencanto no impiden la actividad si ésta va en propio beneficio. Pocos preguntan por los pilotos y el porqué del vuelo rasante del globo. Nuestros valientes pilotos de ayer son hoy dóciles funcionarios. Mientras la ciudad letrada es un hervidero de apatía, dos millones de españoles se encuentran en la cola infinitamente más real y dolorosa del paro. De tanto guiñar en el pasado, nuestros intelectuales terminaron por cerrar los ojos.


Julio Vélez
(AA.VV. / “DEL FRANQUISMO A LA POSMODERNIDAD”)



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sábado, 5 de abril de 2014

2/ LA PALABRA LIBERTADA. QUINCE REFLEXIONES PERSONALES (Y TRANSFERIBLES) SOBRE UN QUINCENIO POÉTICO. / Julio Vélez





2. 1976: Las épocas siniestras fomentan la creación.

Por extrañas y complejas razones que los pilotos nunca explicaron satisfactoriamente, el globo no toma apenas altura. Supongo que analizaron cartas de vuelo, posibilidades de tormentas, direcciones de los vientos, y terminaron por considerar innecesario el riesgo. Las mismas palabras que antes eran piedras las transformaron en esponjas.
Las épocas siniestras fomentan la creación, repetían los defensores de la cultura del papagayo confundiendo su mundo con el mundo, su dolor con el dolor. Adonde la memoria me alcanza no conozco época que, además, no sea siniestra. Todo depende de la dimensión de los sentidos, de cómo se sienta el dolor y la alegría en el cuerpo. Puedo tener pletórica mi mano derecha y pura lágrima la izquierda. Bailón el pie izquierdo y negra de luto la oreja derecha. No es mejor el criminal que mata a uno, que el que provoca una masacre. No por llorar hay que renunciar a la alegría de la lágrima, ni por reír, al dolor de la risa.


Julio Vélez
(AA.VV. / “DEL FRANQUISMO A LA POSMODERNIDAD”)



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jueves, 3 de abril de 2014

LA PALABRA LIBERTADA. QUINCE REFLEXIONES PERSONALES (Y TRANSFERIBLES) SOBRE UN QUINCENIO POÉTICO. (1) Julio Vélez



1. 1975, 20 de noviembre: muerte del Generalísimo

A tientas me adentro en el laberinto. La gran carcajada del minotauro golpea sus martillos de cristal podrido tras las huellas del sueño. Ariadna ha olvidado sus hilos en el último rincón y todo parece cercano. Los pilotos inician el vuelo pensado a lo largo de las últimas décadas y, sin embargo, el globo, con demasiado lastre, toma altura y se bambolea por los cielos. Del baile al naufragio todo es posible. Espectantes, los frigoríficos devuelven las botellas guardadas durante años y, dentro de las casas, la algarabía y el ruido hacen contrapunto con el silencio de las calles. La televisión es puro luto. Las risas y las lágrimas tienen ideología el 20 de noviembre. Los amigos celebran el triunfo de la muerte que tanto tardó en sacar a bailar al General. Ocurre, sin embargo, que nuestros cuerpos están habitados por muchos cuerpos y muchos fantasmas y que si a unos los elegimos y nos eligieron, otros nos fueron impuestos. Expulsar a éstos lleva su tiempo y su cáliz.

Julio Vélez
(AA.VV. / “DEL FRANQUISMO A LA POSMODERNIDAD”)



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martes, 1 de abril de 2014

Heinrich Heine





Los  tejedores

Sin lágrima en el ceño duro
Están junto al telar y aprietan los dientes:
Alemania, tejemos tu sudario,
Y en él la triple maldición.
Tejemos, tejemos.

Maldito el ídolo al que impetramos
En fríos de invierno y angustias de hambre,
En vano creímos y le miramos,
Nos ha vendido, nos ha engañado.
Tejemos, tejemos.

Maldito el rey, el rey de los ricos,
Que no ablandó nuestra miseria,
Que nos arranca lo que sudamos,
Que como perros nos manda matar.
Tejemos, tejemos.

Maldita sea la patria falsa,
Para nosotros humillación,
Siega temprana de toda flor,
Festín podrido de los gusanos.
Tejemos, tejemos

Cruje el telar, la lanzadera vuela,
Siempre tejemos, de día y de noche,
Vieja Alemania, es tu sudario,
Y en él la triple maldición.
Tejemos, tejemos.

Heinrich Heine



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