lunes, 30 de marzo de 2015

Enrique Falcón, “La marcha de 150.000.000”.




Lucasan. Fábrica textil guatemalteca donde son contratadas mujeres a cambio de un dólar de salario al día. Cada quincena son colocadas en fila y golpeadas en el vientre para averiguar quién está embarazada; de ser así, la preñada es inmediatamente despedida. Si las obreras intentan organizarse, las fábricas son cerradas y se reabren donde el sindicato aún no existe. Aura Martínez Rodríguez  -a quien está dedicado este canto-, activista sindical empleada de la multinacional Phillips Van Heusen, fue asesinada en estas circunstancias en 1992.

(Datos de P. Donovan: “Multinacional manipulation”, en New Internacionalist, nº 235, 1992).

XI

Dos minutos antes de la creación del fuego
cuando se hablan solas las lluvias del bosque y porque
lo peor resulta ser la canción de los ojos en el taller de
                                                                           / los chillidos

entonces el hombre, ob-
jetivamente el hombre, mira tu cabello
y en la fábrica Lucasan, de Guatemala, las trabajadoras
                                                              / son puestas en fila

y golpeadas en el vientre cada 15 días para detectar los
                  / embarazos motivo luego de su expulsión, donde
se deduce tu manera de quedarte muda
tu indignación color azul por creerte fértil
clavícula cansada en las quijadas de este pedazo de mundo
donde nadie va a quererte
donde nada
-allá donde se enferma y mata-
va a quererte en el saqueo de la boca, la impaciencia de
                                                                                        / tus vulvas
por alzarte entera
por llamarte hermana
por cansarte siempre.
Desde el último acuerdo firmado, las empresas químicas
                                  / norteamericanas cuyos vertidos industriales
debían ser tratados con métodos costosos en la propia
                                                                                         / región
son instaladas en México y directamente vertidos
sus contaminantes en los ríos de Motamaros
directamente vertidos en tu espera
porque no alcanzaste la edad de los aullidos
porque no
les dejaste el vientre, la espiral de tus carcias, el árbol
                                                                                       / solo
de tu cuerpo fronterizo dos metros antes de la creación del
                                                                              / fuego, sólo antes
del resultado estadístico oficial de 80
nacimientos con descerebración localizada por gases
                                                                                      / tóxicos
y luego sólo es verte
tan luego arrinconar tu mano hendida
y contar con ingeniería sueca el número de abortos,
dos kilocalorías antes de la creación del fuego y del DBCP
antes que se extinga el miedo
antes que se extinga el odio
antes que se extinga el nombre
más allá de las políticas de subvención en renta y te digan
que en la región de César se les niega el agua potable a los
                                                                                        / temporeros
y que los braceros se ven obligados a lavarse en ríos o
                                                                                        / lagunas
donde se aplica la solución de los antiparásitarios,
en la hora del fuego y la hora de-no-quererte,
de no poner tu nombre en este lado del suelo
este otro lado del suelo
el rincón de las orugas donde todo cabe en él salvo tu
                                                                                       / espera
donde aguantas la espera
donde sólo hay espera
a dos toneladas de la creación del fuego
y de la compra de plantaciones por parte de la Provident
                                                                                / Tree Farms Inc.
y las mujeres que no entienden inglés y no saben
no lo saben
que no deben quedarse embarazadas
que no puede más tu próxima espera
que en poco más se quedará tu vientre mudo.
Dos minutos antes de la creación del fuego eres tú toda su
                                                                                              / nieve
y miga aplastada en los bordes de la oruga,
a la diestra del brazo
donde cabe el miedo y tu sitio en la marcha, la
marcha de 150
mil millones al año,
en concepto (tan sólo)
                                         de devolución.


Enrique Falcón, “La marcha de 150.000.000”.


*** 

viernes, 27 de marzo de 2015

Adrienne Rich






Esa tecnología del silencio
Aquellos rituales, el ceremonial

un barullo de vocablos
silencio no ausencia

de palabras o música o incluso
de sonidos descarnados

El silencio puede ser un plan
ejecutado con rigor

el proyecto de una vida

Es una presencia
tiene una historia   una forma

No hay que confundirlo
con cualquier tipo de ausencia

Adrienne Rich

(Cartografías del silencio, fragmento, “The Dream of a Common Language”, trad. Díaz-Diocaretz).


***

martes, 24 de marzo de 2015





Elegía para mi padre / Mark Strand
(Robert Strand 1908-68)

1 El cuerpo vacío

Las manos eran tuyas, los brazos eran tuyos,
Pero no estabas ahí.
Los ojos eran tuyos, pero estaban cerrados y no se abrirían.
El sol distante estaba ahí.
La luna suspendida sobre el blanco hombro de la colina estaba ahí.
El viento sobre Bedford Basin estaba ahí.
La pálida luz verde del invierno estaba ahí.
Tu boca estaba ahí,
Pero tú no estabas ahí.
Cuando alguien habló, no hubo respuesta.
Las nubes bajaron
Y sepultaron los edificios a lo largo del agua,
El agua era silente.
Las gaviotas contemplaban.
Los años, las horas, que no te encontrarían
Se volvieron las muñecas de los otros.
No había dolor. Se había ido.
No había secretos. No había nada que decir.
La sombra esparció sus cenizas.
El cuerpo era tuyo, pero no estabas ahí.
El aire tiritaba contra su piel.
La oscuridad se apoyó en sus ojos.
Pero no estabas ahí.

2 Respuestas

¿Por qué viajabas?
Porque la casa era fría.
¿Por qué viajabas?
Porque es lo que siempre he hecho entre el ocaso y el amanecer.
¿Qué vestías?
Vestía traje azul, camisa blanca, corbata amarilla, y calcetines amarillos.
¿Qué vestías?
No vestía nada. Una bufanda de dolor me mantenía tibio.
¿Con quién dormías?
Dormía con una mujer distinta cada noche.
¿Con quién dormías?
Dormía solo. Siempre he dormido solo.
¿Por qué mentiste?
Siempre pensé que decía la verdad.
¿Por qué mentiste?
Porque la verdad miente como ninguna otra cosa y yo amo la verdad.
¿Por qué te vas?
Porque ya nada significa mucho para mí.
¿Por qué te vas?
No lo sé. Nunca lo he sabido.
¿Cuánto más debo esperarte?
No me esperes. Estoy cansado y quiero recostarme.
¿Estás cansado y quieres recostarte?
Sí, estoy cansado y quiero recostarme.

3 Tu morir

Nada pudo detenerte.
Ni el mejor día. Ni el más quieto. Ni el océano que se mece.
Tú seguías con tu morir.
Ni los árboles
Bajo los que caminaste, ni los árboles que te dieron sombra.
Ni el doctor
Que te advirtió, el joven doctor de pelo blanco que una vez te salvó.
Tú seguías con tu morir.
Nada pudo detenerte. Ni tu hijo. Ni tu hija
Que te alimentaba y te volvió de nuevo un niño.
Ni tu hijo que pensó que vivirías por siempre.
Ni el viento que sacudió tus solapas.
Ni la quietud que se ofreció a tu movimiento.
Ni tus zapatos que se hicieron más pesados.
Ni tus ojos que adelante se negaron a mirar.
Nada pudo detenerte.
Te sentaste en tu cuarto y contemplaste la ciudad
Y seguías con tu morir.
Fuiste a trabajar y dejaste entrar al frío en tus ropajes.
Dejaste que la sangre se colara por tus calcetines.
Tu rostro se volvió blanco.
Tu voz se partió en dos.
Te apoyaste en tu bastón.
Pero nada pudo detenerte.
Ni tus amigos que te aconsejaban.
Ni tu hijo. Ni tu hija que te vio hacerte pequeño.
Ni la fatiga que vivía en tus suspiros.
Ni tus pulmones que se llenarían de agua.
Ni tus mangas que cargaron el dolor de tus brazos.
Nada pudo detenerte.
Tú seguías con tu morir.
Cuando jugabas con los niños tú seguías con tu morir.
Cuando te sentabas a comer,
Cuando despertabas en la noche, mojado en lágrimas, tu cuerpo sollozando,
Tu seguías con tu morir.
Nada pudo detenerte.
Ni el pasado.
Ni el futuro con su buen clima.
Ni la vista desde tu ventana, la vista del cementerio.
Ni la ciudad. Ni la terrible ciudad con sus construcciones de madera.
Ni la derrota. Ni el éxito.
No hiciste nada sino seguir con tu morir.
Pusiste tu reloj sobre tu oreja.
Te sentiste resbalar.
Te recostaste en la cama.
Doblaste tus brazos sobre tu pecho y soñaste con un mundo sin ti,
Con el espacio bajo los árboles,
Con el espacio en tu habitación,
Con los espacios que ahora estarían vacíos sin ti,
Y seguías con tu morir.
Nada pudo detenerte.
Ni tu respiración. Ni tu vida.
Ni la vida que querías.
Ni la vida que tuviste.
Nada pudo detenerte.

4 Tu sombra

Tienes tu sombra.
Los lugares donde estuviste te la han devuelto.
Los pasillos y los céspedes rasos del orfanato te la han devuelto.
La Casa de los Voceadores te la ha devuelto.
Las calles de Nueva York te la han devuelto y también las de Montreal
Los cuartos de Belém donde los lagartos chasqueaban mosquitos te la han devuelto.
Las oscuras calles de Manaos y las calles húmedas de Río te la han devuelto.
La ciudad de México donde quisiste dejarla te la ha devuelto.
Y Halifax, cuyo puerto se lavaría de ti las manos, te la ha devuelto.
Ya tienes tu sombra.
Cuando viajabas el blanco despertar de tu andar enviaba tu sombra debajo, mas cuando llegabas estaba ahí para recibirte. Tenías tu sombra.
Las puertas donde entrabas te quitaban con tu sombra y al salir te la devolvían. Tuviste tu sombra.
Aún cuando olvidabas tu sombra, volvías a encontrarla: había estado contigo.
Una vez en el bosque la sombra de un árbol cubrió tu sombra y no fuiste reconocido.
Una vez en el bosque pensaste que tu sombra había sido arrojada por otro. Tu sombra no dijo nada.
Tus ropas llevaban tu sombra dentro; al desvestirte se derramaba como la oscuridad de tu pasado.
Y tus palabras que flotan como hojas en un aire perdido, en un lugar que nadie conoce, te devolvieron tu sombra.
Tus amigos te devolvieron tu sombra.
Tus enemigos te devolvieron tu sombra. Dijeron que era pesada y cubriría tu tumba.
Cuando moriste tu sombra se durmió en la boca del horno y comió por pan cenizas.
Se regocijo entre ruinas.
Vigiló mientras otros dormían.
Brilló como cristal entre las tumbas.
Se componía de sí misma como el aire.
Quería ser como la nieve sobre el agua.
Quiso ser nada, pero no fue posible.
Se vino a mi casa.
Se sentó en mis hombros.
Tu sombra es tuya. Lo he dicho tanto. Dije que era tuya.
Mucho tiempo la llevé conmigo. Te la devuelvo.

5 Llanto

Ellos lloraban por ti.
Cuando te levantabas a media noche,
Y el rocío brillaba en la piedra de tus mejillas,
Ellos lloraban por ti.
Ellos te llevaban de regreso a la casa vacía.
Ellos llevaban las sillas y las mesas hacia adentro.
Ellos te sentaban y te enseñaban a respirar.
Y tu aliento quema,
Quema la caja de pino y las cenizas caen como la luz del sol.
Ellos te dieron un libro y te dijeron que leyeras.
Ellos escucharon y sus ojos se llenaron de lágrimas.
Las mujeres estrechaban tus dedos.
Devolvieron al peinarte el amarillo a tu cabello.
Afeitaron el hielo de tu barba.
Amasaron tus muslos.
Te vistieron con ropas finas.
Frotaron tus manos para mantenerte tibio.
Te alimentaron. Te ofrecieron dinero.
Se pusieron de rodillas y te imploraron que no murieras.
Cuando te levantabas a media noche lloraban por ti.
Cerraron los ojos y susurraron tu nombre una y otra vez.
No pudieron sacar a rastras la sepultada luz de tus venas.
No pudieron alcanzar tus sueños.
No hay manera, viejo.
Levantarse y volverse a levantar, no te hace bien.
Ellos como pueden lloran por ti.

6 Año Nuevo

Es invierno y Año Nuevo.
Nadie te conoce.
Alejado de las estrellas, de la lluvia de la luz,
Yaces bajo el clima de las piedras.
No hay un hilo que te vuelva atrás.
Tus amigos dormitan en la oscuridad
De placer y no pueden recordar.
Nadie te conoce. Eres el vecino de la nada.
No miras el caer de la lluvia y el hombre que se aleja,
El viento sucio que sopla sus cenizas a través de la ciudad.
No ves al sol que arrastra a la luna como un eco.
No ves al inflamado corazón en flamas.
Los cráneos de los inocentes que se vuelven humo.
No ves las cicatrices de la plenitud, los ojos sin luz.
Esto se acaba. Es invierno y Año Nuevo.
Los mansos transportan sus pieles hacia el cielo.
Los sin esperanza sufren el frío con aquellos que no tienen qué esconder.
Esto se acaba y nadie te conoce.
Hay una luz de estrellas a la deriva en el agua negra.
Hay piedras en el mar que nadie ha visto.
Hay una costa y gente que espera.
Y nada regresa.
Porque esto se acaba.
Porque hay silencio a cambio de un nombre.
Porque es invierno y Año Nuevo.


(Tomado del libro “The story of our lives”, de 1973 / Traducción de René Higuera)



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sábado, 21 de marzo de 2015

Adrienne Rich / Incluso los kilómetros de alambrada...




Incluso los kilómetros de alambrada
que rodearon los estrechos y temporales barracones
concebidos para mantener a los indeseables
a distancia segura, fuera de la vista
incluso los tablones que tuvieron que absorver
año tras año, tantos sonidos humanos
tantas intensidades de vómito, lágrimas
sangre lenta y calada
no se brindaron a esto
Los árboles no se ofrecieron para que los cortaran en tablones
ni las espinas para desgarrar carne
Mira a tu alrededor

y pregunta de quién es la firma
impresa en las órdenes, trazada
en la esquina de los planes preparatorios
Pregunta dónde estaban los analfabetos, las mujeres
panzudas, los borrachos y los locos,
aquéllos a los que temes más que a nada:                pregunta
            dónde estabas tú.

Adrienne Rich


(Para el registro, fragmentos, “Your Native Land, Your Life”, trad. Rosa lentini y Susan Schereibman).

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miércoles, 18 de marzo de 2015

Oda al Himen / Sharon Olds




Oda al Himen

No sé en qué momento naciste
dentro mío cuando estaba adentro de mi madre.
Quizá cuando los músculos involuntarios se estaban armando
como gelatina rosa. Me encanta pensar en vos en aquel entonces,
tan completo, tan inmune, tanto vos como el clítoris a salvo
como la vida dentro de la cual habitaban.
Tendrían que haber matado a mi madre y a mí
para agarrar a cualquiera de ustedes dos.
La amo en este momento, esa fortaleza enorme alrededor mío,
la cabeza de la matrona alrededor de la suave carne de mi cabeza de señorita.
No sé quién te inventó para que conserves el interior de una chica limpio
y bien cubierto. Querida pared, querida compuerta, querido broche,
querida puerta, no una gatera ni una puerta giratoria
sino una piñata de una sola vez, la sangre saliendo en serie.
¿Cuántas partes del cuerpo fueron hechas para ser destruidas alguna vez?
 El más profundo y agonizante placer esperando del otro lado.
¿Fuiste un hueso duro de roer, no? Te tomaste tu trabajo
muy seriamente. Nunca sentí un dolor tan puro como ése.
Fuiste la mujer que el mago corta al medio.
Estaba tan orgullosa de vos. Parecía que te convertías al menos
en una copa del más brillante ingrediente arterial. Y qué suerte tuvimos
vos y yo de que pudiéramos elegir cuándo y con quién y dónde y por qué.
Afelpado, alfiletero, violáceo revestimiento de un cajón de tesoros.
Estabas de alguna manera un poco relacionado con las estatuas que lloran.
Eras el corazón de San Valentín. Sucedió sobre la alfombra de un living
que nos prestaron. Pero yo me sentí como si estuviéramos en los bosques
de Diana la cazadora, él y yo y vos juntos, o como si estuviéramos
en un lugar donde el magma del centro del mundo ascendiera
desde el fondo del océano. Gracias por tu vida y muerte. Gracias
por las chicas que caminaban delante mío arrojándome tus pétalos escarlata.
Pasarían años hasta que me casara o pudiera llevar para alguien
dentro mío un pequeño himen bebé cerca de los huevos con otros ínfimos
hímenes dentro suyo. Pero vos me llevaste hacia la vida de una mujer.
Fuiste una especie de madre de sangre para mí. Primero me mantuviste cerca

por dieciocho años y después me soltaste.


Sharon Olds 



Versión de Tom Maver


***



domingo, 15 de marzo de 2015

Bertolt Brecht





1940

Mi hijo pequeño me pregunta: ¿Tengo que aprender
matemáticas?
¿Para qué?, quisiera contestarle. De que dos pedazos de pan
son más que uno
ya te darás cuenta.
Mi hijo pequeño me pregunta: ¿Tengo que aprender francés?
¿Para qué?, quisiera contestarle. Esa nación se hunde.
Señálate la boca y la tripa con la mano,
que ya te entenderán.
Mi hijo pequeño me pregunta: ¿Tengo que aprender
historia?
¿Para qué?, quisiera contestarle. Aprende a esconder la
cabeza en la tierra
y acaso te salves.
¡Sí, aprende matemáticas, le digo,
aprende francés, aprende historia!




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jueves, 12 de marzo de 2015

Alfonsina Storni




Cuadrados y ángulos

Casas enfiladas, casas enfiladas,
casas enfiladas.
Cuadrados, cuadrados, cuadrados.
Casas enfiladas.
Las gentes ya tienen el alma cuadrada,
ideas en fila
y ángulo en la espalda.
Yo misma he vertido ayer una lágrima,
Dios mío, cuadrada.


______



Alfonsina Storni, del libro El dulce daño, de 1918. tomado de Antología (ed. Losada, 2004).

lunes, 9 de marzo de 2015

Joan Brossa




A pesar de sentirme tan alegre, de pronto
se me viene a la cabeza alguna idea y, dejándome llevar
por ella, me pongo triste, tanto, que el lector
se da cuenta y se queda sorprendido; y yo,
esforzándome por decir algo, cito
alguna razón y cojo una caña:
es la caña con la que jugaba,
de niño, como si fuese un caballo,
colocándomela entre las piernas
para correr de un sitio
a otro.

______

Joan Brossa en traducción de José Batlló. Tomado de Poemas Civiles (ed. Visor, 2013).




***

viernes, 6 de marzo de 2015

Aforismos de Paul Celan




1. En la poesía no se espera la señal cuando se telefonea.

2. Aragon: un gran poeta / Éluard: un gran, gran poeta

3. Nada es más negro que la mañana luminosa del recuerdo.

4. Llama a la puerta de tu soledad y pregunta por el señor: si te abren, tú no has hablado en vano a los hombres.

5. Enseña a los peces el lenguaje de los anzuelos.

6. También piedras son flores, solo que su aroma es más fuerte.

7. Quien verdaderamente aprende a ver, se acerca a lo invisible.

8. Solo el incomprendido comprende a los otros.

9. Quien bajo la – falsa – excusa de que hay que dejar en paz a los muertos, sigue contemplando el crimen al que está vivo, ese es también un criminal. Y escarnece con ello a todos los muertos.

10. Sobre las propias ruinas se alza y tiene su esperanza el poema.

11. Quien dispone de las palabras a ese se le niega el lenguaje. El que se somete al lenguaje a ese… le encuentran también las palabras.

12. No el poema del escándalo es el escándalo. El poema es el escándalo.

13. Preguntan por qué tantos se dejaron matar sin ofrecer resistencia. No preguntan por qué había tantos asesinos y espectadores "indiferentes". Cuanto más terrible tiene que haber sido la mirada de los que estaban alrededor que la mano que daba la estocada.

14. Alemán: una lengua que no olvido. Una lengua que me olvida.

15. A los fariseos los reconoces a veces en que constantemente tienen en la boca el anti-fariseísmo. El ataque rentable. – Ser atacado, estar afectado por el que está en contra –.

16. Dios necesita heréticos… y los castiga por ello.

17. Construir casas, por encima de la desesperación. Un techo. Para eso.

18. La asociación de los expulsados de su pais. Habría que fundar sin duda la asociación de los expulsados del mundo.

19. Un proverbio rumano: "De camino a Dios los santos te matan a palos".

20. La camisa de fuerza de la comodidad.

21. Quien no da al poema la fuerza de resistencia de lo inmediato no ha escrito ningún poema.

22. La verdad es revolucionaria. Eso también lo creo yo, pero cuando me sirven la cita olisqueo un poco en las comillas.


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Paul Celan escribió estos aforismos, inéditos en castellano y traducidos ahora por José Luis Reina Palazón, entre 1947 y 1969. Forman parte del volumen Microlitos. Aforismos y textos en prosa,que publica esta semana la editorial Trotta con edición crítica y comentarios de Barbara Wiedemann y Bertrand Badiou.
Nacido 1920 en Czernowitz, entonces ciudad rumana, Paul Celan se suicidó en París el 20 de abril de 1970. Sus padres, judíos de habla alemana, murieron en un campo de concentración en 1942.


***

martes, 3 de marzo de 2015

Arturo Carrera





LA TARDECITA



Se acerca la primavera,

Marcia me odia, tanto
como yo amo a Lesbia, y
Catulo la amaba...

Ella dice que es obscena
la manera de referirme a mis amigos;
que soy, en resumidas cuentas de collar,
una máscara ya obscena y amenamente
indeseable

Una máscara del teatro de la infelicidad.

Pero estamos en el campo.

El sol alto y tardío.
El sexo en los cogollos del almendro.
La luna por despuntar...

...el durazno japonés relampagueante,
brillante rosado como nunca ví. Vacío,

vacío vertiginoso como tu voz brillante
contra el viento iluminado y el infierno musical
de tus estupideces.

Tu voz brillante. Tu voz ¡poética!

¿Recuerdas que dijiste que la prioridad del artista
estaba en hacerse reventar por los chongos
de Floresta y después "narrarlo" mientras
se posa, ante un pintor, como una mariposa
americana?

El cielo es una lámina que finge un color,
una desgracia, unos dibujos maravillosos para el feliz

embaucamiento de unos niños que involuntariamente
suspenden la credulidad; coléricos.

Oh poeta,
el pequeño vestigio de una tormenta atormentadora
te alimenta con su rayo

Te arrimás a los pies de un fulgor que quema como aquel
caballo blanco que veo, ahora, pegado a su destello

Estúpido caballo criollo del lenguaje.

Una mujer entrevé tu Vacío en su boca estrepitosa

Oh inebriante perrito faldero
llorando aún por la pérdida de su mamá
en las letrinas de Roma en una época cruel, en una época
de niños Heligábalos tan putos como él,
tan degenerados superiores como él. ¿Debí decir que
citaba a Pessoa (mucho más, mucho más inteligente que
yo. Más claro y menos oscuro en las razones de la amistad
obscena con la tierra y el aire y el sol y la eternidad)?

¿se acerca la primavera?

Sí, se acerca la revolución
de las florecillas de la amable locura
con sus sospechas escarlatas, con su Rimbaud, con sus
mejores mujeres y sus lolitas en flor también
a la sombra de un despertar anaranjado del verano
en medio de cada insoportable estación.

De todas maneras,
una carcajada embrujada por la dicha "engama" los
colores;
unas manos frágiles precipitan la luz que sostiene
las formas de unas serranías y unos árboles amarillos,

¿Vendrá?

Todas las formas en todas las formas y la cabeza en la
pica de la certidumbre,

la angustiosa serenidad momentánea de la certidumbre,

Una cierta sombra en las fantasías del amor. Unas
sombrías

siluetas en la cabeza abigarrada y pulsante,
la cabeza, la cabeza del amante

sea quien sea. La primavera.
El cielo como una lámpara en la mesita de luz y
el día como una noche dispuesta para el obsceno Dolor
y siempre unos niños bailando en un claro de mi sangre:
un arco iris del deseo en mis venas.

El cuerpo estratificado en el lecho ácido del pino,
las semillas turgentes bajo sus madres arraigadas;
el silbo de unas perdices mientras avanzo hacia la casa
cerrada y el galgo y las tunas mordidas por los toros.

El secreto en el aura de Alicia, la casera, que espanta
las vacas con su Citroën amarillo y sus alaridos
expertos.

El celo. Tres rojas muchachas y yo. El celo sereno,
el celo en la cabellera solar de la mujer

¿El hombre de mármol
quejumbroso?

¿Vendrá?

Todas las parteras oirían su nacimiento
si se decidiera a verse nacer,
estímulo de la pintura. Estímulo de las
estéticas anarquistas de la pasión...
Confuso esclavo de la maldad evaporando en la sombra
toda la Literatura y todo el Mal.

-Pero no pronuncies esa palabra obscena, por favor,
Arturito...

Ni dispongas puntos suspensivos donde políticamente
no hay suspenso.
Estamos en el campo y aquí me quedaría hasta ver
amanecer y que la vaca me dé la teta con sus innumerables
pezones...

Terco poeta como la luna en el agua que se agita,
el día se agita como yo.
Estamos en el campo.

-¿Qué somos?
-A-mi-gui-tos...

Sonrisa en el coral de las sonrisas que miradas
difícilmente se disuelven en el aire obsceno.
Obsceno el tacto del pico de los patos.
Obscena la algarabía de la quietud.
Obscena la tarde con sus mates lavados.
Obscena la invitación a la pintura en caballete.
Obsceno el caballete en el desván del campo.

Obsceno el diálogo más que el monólogo y más obsceno
que este coloquio entre perros de interior...

Obscena la mirada a la leña y el hacha,
obsceno el conejo con sus orejas enterradas en el barro;
obsceno el juego de repetir
la hartura de la pintura...
Del campo.

¿Vendrá?

Su caballito volvió solo al lugar

Espacio perfumado
no importa con qué
Estiércol de la atención humeante y perfumada

La mirada bosta circular de las vacas
como un cráter lunar en el aire
en el verde del aire-césped

Sangre en la pared.

Sangre en la nariz de la niñita que sale del agua,

Sangre escondida en los hilillos equidistantes
de las venas poéticas

Y es todo lo que no nos debería faltar.


Arturo Carrera


***


***