viernes, 29 de marzo de 2013

Aniversario / Miguel Hernández





Hace 71 años murió Miguel Hernández, con tan solo 31 años, en la enfermería de la prisión de Alicante.


Llegó con tres heridas:
la del amor,
la de la muerte,
la de la vida.

Con tres heridas viene;
la del amor,
la de la vida,
la de la muerte.

Con tres heridas yo;
la de la vida,
la de la muerte,
la del amor.

Miguel Hernández

***

domingo, 24 de marzo de 2013

Álvaro Campos






Todas las cartas de amor son
ridículas.
No serían cartas de amor si no fuesen
ridículas.

También en mi tiempo escribí cartas de amor,
como las demás,
ridículas.

Las cartas de amor, si hay amor,
tienen que ser
ridículas.

Pero al final,
sólo las criaturas que nunca escribieron
cartas de amor
son las que son
ridículas.

Álvaro Campos.

***

viernes, 22 de marzo de 2013

Imágenes / Poema manuscrito






Para Dolly y Pepe,
hermanados en la alegría,
eslabones de cadenas de
agua y libertad.

En recuerdo de su amor.



Da vida al viento.
Siembra con tus manos
que son como guitarras
de seis cuerdas.
Que son tus manos
seis cuerdas
como seis mañanas redondas.
Da tu vida al viento,
eres como la hierba fresca del prado
aunque tu vientre esté seco.

Sé tu mismo el mensaje
del mensajero
que trota por los pueblos
y aldeas.

Enséñanos lo que sepas
y sal con nosotros
que somos aire
y que viento somos.

Que son tus manos seis cuerdas
como seis mañanas redondas
que construyen la primavera.

Julio Vélez

Madrid 19- junio 76

***

miércoles, 20 de marzo de 2013

Imágenes / Julio Vélez






J. Monleon, Vicente Carmona y Julio Vélez.



Miguel Ángel Almodovar y Julio Vélez en el Homenaje a Antonio Machado.

***





Petición de colaboración:

Deseamos enriquecer el blog con imágenes, documentos y manuscritos de Julio Vélez. Por ello hacemos desde aquí un llamamiento a todos sus amigos para que compartan generosamente  con todos los camaradas, amigos y lectores sus fotos, dedicatorias o poemas manuscritos que puedan poseer.
Gracias a todos por anticipado.

Nota: Se ruega que el envío de textos e imágenes se realice exclusivamente al correo electrónico del blog:


***

lunes, 18 de marzo de 2013

Un hombre pasa con un pan al hombro / César Vallejo






Un hombre pasa con un pan al hombro

Un hombre pasa con un pan al hombro
¿Voy a escribir, después, sobre mi doble?

Otro se sienta, ráscase, extrae un piojo de su axila, mátalo
¿Con qué valor hablar del psicoanálisis?

Otro ha entrado en mi pecho con un palo en la mano
¿Hablar luego de Sócrates al médico?

Un cojo pasa dando el brazo a un niño
¿Voy, después, a leer a André Bretón?

Otro tiembla de frío, tose, escupe sangre
¿Cabrá aludir jamás al Yo profundo?

Otro busca en el fango huesos, cáscaras
¿Cómo escribir, después del infinito?

Un albañil cae de un techo, muere y ya no almuerza
¿Innovar, luego, el tropo, la metáfora?

Un comerciante roba un gramo en el peso a un cliente
¿Hablar, después, de cuarta dimensión?

Un banquero falsea su balance
¿Con qué cara llorar en el teatro?

Un paria duerme con el pie a la espalda
¿Hablar, después, a nadie de Picasso?

Alguien va en un entierro sollozando
¿Cómo luego ingresar a la Academia?

Alguien limpia un fusil en su cocina
¿Con qué valor hablar del más allá?

Alguien pasa contando con sus dedos
¿Cómo hablar del no-yó sin dar un grito?


César Vallejo.

***

sábado, 16 de marzo de 2013

Julio Vélez (Los fuegos pronunciados)




(Luis López)



XXXVI

La ciudad
nervio negro así,
y yo con el corazón al borde
bajando los ascensores
profundamente eutanásicos
de los cuales sólo cabalgo
cuando algún aluvión
del pensamiento
grita por la piel
que si sigo diciéndome –y diciéndoos-
que no sólo hay que ser
sino también aparentarlo,
estoy mintiéndome
-y mintiéndoos-
porque no puedes ser
y parecer a un mismo tiempo.

Te tienes que decidir.


Julio Vélez  (Los fuegos pronunciados)


***

jueves, 14 de marzo de 2013

La pérdida del reino / Rafael Reig






Si a causa de alguna arbitrariedad intolerable fuera yo nombrado ministro de Cultura, mi primera decisión sería prohibir, bajo pena de cárcel, la lectura de más o menos la mitad de la obra poética de Rubén Darío.
Tal y como constaría en la exposición de motivos de mi decreto ley, esa mitad, la que aparece en los libros escolares, es el gran obstáculo que impide leer la otra mitad de su poesía. Basta con hacerle leer a un chaval que está linda la mar y el viento para que corra en dirección contraria a ponerse a cubierto.
Desde el pupitre del cole hasta pasados los treinta, me había mantenido lo más lejos posible del autor que sentía en el alma una alondra cantar; pero entonces ciertas obligaciones académicas me impusieron su lectura, que acometí a cierra ojos, con el único auxilio de un cartón de tabaco y una botella de whisky.
Fue un deslumbramiento.
Quizá haya sido Darío, según decía Gabriel Ferrater, una de las personas que más miedo han pasado en este mundo.
¿Qué le asustaba tanto?
Tenía miedo al pecado o a sí mismo, al más allá, a la oscuridad y al dolor, al recuerdo y al olvido, a la muerte y a la vida misma.





Hablaba César Vallejo de un mutilado, un hombre que perdió el rostro en el amor y no en el odio. Lo perdió en el curso normal de la vida y no en un accidente. Lo perdió en el orden de la naturaleza y no en el desorden de los hombres.
Así era Darío, asustado por la vida diaria más que por los fantasmas; por el orden mismo de la naturaleza más que por el desorden de los hombres.
Dicen que a veces dormía con cuatro cirios encendidos en las esquinas de la cama, tenía visiones, frecuentaba espiritistas, recibía amenazas inaudibles… y todo ello le daba sed, mucha sed.
Siempre tenía sed. Tanta, que murió antes de cumplir cincuenta, de cirrosis hepática.

Enfermo, una noche se despertó aterrado y le dijo a su hermana que había visto cómo descuartizaban mi cuerpo y se disputaban mis vísceras.
Y así fue.
A Rubén Darío le fotografiaron varias veces mientras agonizaba, tumbado de medio lado, sobre el costado izquierdo, quizá para no apoyar en el colchón el hígado convertido en piedra. Tenía un crucifijo entre las manos (regalo de Amado Nervo) y llevaba puesto un reloj de pulsera.
Tras su muerte, le extrajeron todas las vísceras, para que su cadáver no se corrompiera en mitad del homenaje de seis días de duración que le tenían preparado las autoridades.
El doctor Debayle quería examinar su cerebro, interesado en saber si pesaba más que el de Víctor Hugo. Por su parte, el doctor Murillo, también presente, había hecho un trato para vender el cerebro de Rubén Darío en Argentina. Así que acabaron disputándose el despojo del poeta, en plena calle, casi a bastonazos. Tuvo que intervenir la policía, que se incautó del casus belli y le hizo las fotos de ordenanza, antes de entregárselo a su viuda oficial.





El cerebro sigue en paradero desconocido, unos afirman que estuvo en poder de los sandinistas, otros dicen que Somoza lo entregó a un burdel: alguien dice que lo vio junto al cuerpo de Evita Perón, otros lo sitúan en compañía del brazo incorrupto de Santa Teresa. Por si acaso lo reconoces, ésta es una de las fotos que tomó la policía.
A lo largo de su vida, Darío escribió muchos poemas de miedo. He escogido uno de los tres que llevan el título “Nocturno”:

Los que auscultasteis el corazón de la noche,
los que por el insomnio tenaz habéis oído
el cerrar de una puerta, el resonar de un coche
lejano, un eco vago, un ligero 
rüido ...
En los instantes del silencio misterioso,
cuando surgen de su prisión los olvidados,
en la hora de los muertos, en la hora del reposo,
sabréis leer estos versos de amargor impregnados...
Como en un vaso vierto en ellos mis dolores
de lejanos recuerdos y desgracias funestas,
y las tristes nostalgias de mi alma, ebria de flores,
y el duelo de mi corazón, triste de fiestas.
Y el pesar de no ser lo que yo hubiera sido,
la pérdida del reino que estaba para mí,
el pensar que un instante pude no haber nacido,
¡y el sueño que es mi vida desde que yo nací!
Todo esto viene en medio del silencio profundo
en que la noche envuelve la terrena ilusión,
y siento como un eco del corazón del mundo
que penetra y conmueve mi propio corazón.

La diéresis en rüido obedece, por supuesto, a la métrica, hay que leerlo sin diptongo para que el verso sea alejandrino.
El primer cuarteto nos sitúa en el ambiente de peli de terror, con el destello del verbo auscultar(que reaparecerá en los últimos versos, en los ecos del corazón del mundo). Es un verbo que añade connotaciones de gravedad y atención profunda y silenciosa a un latido que el fonendoscopio amplía hasta la obsesión.
Como el poema es de género, pura serie B, y nada menos que de terror, se dirige a los aficionados, a esos lectores que sabrán entender, como dice el segundo cuarteto, los que valoran a los muertos vivientes y a los ladrones de cuerpos. El poema se convierte así en un vaso en el que Darío vierte su dolor y se lo da a beber a los lectores.




¿Un vaso? ¡Naranjas! Quiere decir un cáliz, pero no se atreve del todo. En otros poemas no deja lugar a dudas su identificación con Jesucristo: su vida es un sacrificio, un martirio, una crucifixión; y ni siquiera está seguro de redimir a nadie. Al fin y al cabo, ¿no tiene visiones de que se jugarán su túnica a los dados o se disputarán sus vísceras? Es el Darío más cercano al Romanticismo: los lectores exigen carne y sangre, no sólo leen versos, son poetófagos, caníbales que se comen al poeta entero.
El siguiente cuarteto toma impulso en el anterior para acentuar el tono religioso: la pérdida del reino, que es también la pérdida del Reino, con mayúsculas, es decir, el de los cielos.
¿Tiene miedo Darío a la condenación eterna? Sin duda. No solo por sus pecados (multitudinarios y sin remedio, que no le han dejado ser lo que yo hubiera sido), sino también porque, según creo yo, hace años que ha dejado de creer en ninguna salvación: después de la muerte nos deshacemos en la nada.
Ese es para él el verdadero espanto y, como decía más arriba, es un escalofrío provocado por el orden natural, no por el desorden. Ese orden natural es el eco del corazón del mundo / que penetra y conmueve mi propio corazón.




Su corazón no es diferente del pétalo de rosa que cae a tierra. Como dice en el poema “Caracol”, al acercarse al oído (al auscultar) una caracola encontrada en la playa:
y oigo un rumor de olas y un incógnito acento
y un profundo oleaje y un misterioso viento…

(El caracol la forma tiene de un corazón.)
También aquí hay algo de Romanticismo, movimiento que exaltaba la naturaleza. Pero, según un slogan que inventamos con Antonio Orejudo cuando éramos estudiantes, el problema del Romanticismo es que: “el mal también es natural”.
En cierto modo, Darío está siempre en la larga noche del Huerto de los Olivos, aterrado por su sacrificio, un dolor sin sentido, que ni siquiera le redimirá a él.
Este es el miedo de Darío: miedo a la nada, que se vuelve terror en él, una de las personas más infelices y más partidarias de la felicidad que hayan alegrado este mundo, porque, como diría Faulkner, entre el dolor y la nada siempre escogía el dolor.
Por eso, en otro de los poemas titulado “Nocturno”, habla del horror de ir a tientas, /en intermitentes espantos y de la pesadilla brutal de este dormir de llantos.
Sin embargo, más que los poemas de miedo, a mí a veces me asustan algunos de sus últimos poemas de amor.





En 1899 Valle-Inclán y Amado Nervo llevaron a Darío a la Casa de Campo, donde Darío se enamoró ex abrupto, como acostumbraba, de la hija de un guarda del parque, Francisca Sánchez. Ella tenía veintitrés años y era analfabeta. Se instalaron en un piso alquilado de la calle marqués de Santa Ana, tuvieron hijos y permanecieron juntos hasta el final. A su lado, con Paca, lazarillo de Dios que le acompaña, escribió Darío su mejor libro, los excepcionales poemas de Cantos de vida y esperanza. No tenían un duro y el poeta aceptó participar en una gira a ver si conseguía algo para Paca y Güicho, el hijo de ambos, Rubén Darío Sánchez.
El 25 de octubre de 1914 zarpó de Barcelona el Vicente López. Darío estaba tan borracho que no pudo ni salir a cubierta a despedirse de Güicho y Paca. Nunca volvió a verlos.
En Nueva York le hospitalizaron y acabó pidiendo dinero por las calles con un poeta colombiano, Juan Arana Torrol. Al final consiguió llegar a Nicaragua. Dicen que sus últimas palabras fueron: “Siento en el bajo vientre como una placa de fuego”.
Poco antes había dejado escrito uno de esos poemas de amor que dan tanto miedo. Acaba así:
¡Hacia la fuente de noche y de olvido,
Francisca Sánchez, acompañamé...!
En ese acento coloquial y desgarrador de acompañamé está para mí la fuente del verdadero miedo.

Rafael Reig



***

martes, 12 de marzo de 2013

W. H. Auden / El novelista






EL NOVELISTA

Revestido de talento como un uniforme,
el rango de todo poeta es bien conocido;
pueden asombrarnos como una tormenta,
o morir tan jóvenes, o vivir solos durante años.

Pueden lanzarse a la carga cual húsares: pero él
debe esforzarse por dejar atrás su don juvenil y aprender
a ser sencillo y poco elegante, a ser
alguien a quien nadie se plantearía prestar atención.

Pues, para alcanzar su más leve deseo, debe
convertirse en el aburrimiento pleno, sujeto a
dolencias vulgares como el amor, entre los Justos

ser justo, entre los Sucios sucio también,
y sobre la endeblez de su propia persona, si puede,
soportar discretamente todos los agravios del Hombre.

W. H. Auden  (1938)

***

domingo, 10 de marzo de 2013

Leonard Cohen / Me gustaría leer…







Me gustaría leer
uno de los poemas
que me arrastraron a la poesía.
No recuerdo ni una sola línea,
ni siquiera sé dónde buscar.
Lo mismo
me ha pasado con el dinero,
las mujeres y las charlas a última hora de la tarde.
Dónde están los poemas
que me alejaron
de todo lo que amaba
para llegar a donde estoy
desnudo con la idea de encontrarte.


De "La energía de los esclavos" (Leonard Cohen)

***

jueves, 7 de marzo de 2013

Antonio Orihuela.





El Ministerio de Trabajo dejará en suspenso el Estatuto de los Trabajadores
para quienes trabajen en Eurovegas.

El Ministerio de Hacienda eximirá a Eurovegas
de pagar las cuotas de sus trabajadores a la Seguridad Social
y permitirá el blanqueo de capitales.

El Ministerio de Igualdad Social permitirá la trata de blancas en Eurovegas.

El Ministerio de Sanidad advierte
que el tabaco que se fume en Eurovegas no producirá cáncer.

El Ministerio de Cultura declarará Eurovegas Bien de Interés Cultural,
a partir de ahora la ludopatía será considerada una disciplina artística
y un producto cultural.

El Ministerio de Medio Ambiente solicitará el premio Nobel de ecología
para Eurovegas.

La Presidenta de la Comunidad de Madrid dejará el cargo
para trabajar de cajera en Eurovegas.

El PSOE, mientras esté en la oposición, siempre será un partido de izquierdas
que se opondrá a Eurovegas.

El Arzobispado de Madrid permitirá que en Eurovegas
se resuciten demonios, se invoquen espíritus y se lleven a cabo abortos ilegales.


Antonio Orihuela. 
(La guerra tranquila. Ed. Origami, 2012)

***

martes, 5 de marzo de 2013

los insectos son los besos del sol / Isabel Bono





(Luis López)



los insectos son los besos del sol

yo, que arriesgando mi propia vida
salvé insectos diminutos
de morir ahogados

capaz de escuchar el temblor de sus antenas
bajo mi seco aliento

capaz de insuflar vida

capaz de detener la lluvia
con solo desearlo

capaz de hacer girar el sol
alrededor de tu boca
porque tu boca
siempre será el centro del universo

yo, que tenía superpoderes
que era inmortal y lo sabía
ahora no sé nada

ha llegado marzo
y no sé nada

Isabel Bono






***

domingo, 3 de marzo de 2013

Julio Vélez (Los fuegos pronunciados)




(Luis López)



XXXIII

Hacia el Sur no camina el vuelo del pájaro,
eleva su geografía norteña. Hace un viento
gris y nocturno por su mapa de mares azules
y colinas blancas, mientras baja hacia mi mano
como si bajara hacia la prehistoria del cielo.

La libertad crece y crece con el amor
para despertar desde su nido con el clamor
cálido del rosal o la fruta. Quise más luna
al huracán huesudo y nombro Eleusis
cuando digo el nombre de mi patria.

Hacia el Sur no camina el vuelo del pájaro,
mas es hacia el Sur por donde mi corazón
germina. Digo Eleusis y me baila el alma,
pero sólo cuando digo vuestros nombres
es cuando pronuncio el nombre de mi patria.


Julio Vélez  (Los fuegos pronunciados)

***

viernes, 1 de marzo de 2013

BELÉN GOPEGUI / Adrienne Rich





Los grandes medios aún tenían sus consignas. No las explicitaban pero alguna decía así: que no admirásemos, que adorásemos el triunfo de quienes ellos reconocen aunque sin preguntar ¿qué hicieron para triunfar, se llevaron a alguien por delante, a quién sirve su triunfo, querríamos que otras personas se les parecieran?
Que no admiremos, que ambicionemos un reconocimiento semejante olvidando la cuestión del para qué usaron lo alcanzado. Y hoy ha muerto Adrienne Rich, pues aunque murió hace dos meses, el 27 de marzo, parece que muriera hoy mismo en el papel. Has muerto, sin embargo los periódicos impresos españoles no lo dijeron, ni los telediarios. Estabas en internet, como en voz baja una tristeza iba por las redes llevando la noticia. Construimos lugares para tu vida y tu muerte porque haces falta, porque entre tantas voces reconocidas y premiadas a las que no podemos admirar, aprendimos contigo que “de la misma forma que se puede construir mal una metáfora, la historia puede conducir también a deformaciones cuando olvida actos de resistencia y de rebelión, cuando destruye modelos transformadores o cuando sentimentaliza las relaciones de poder”. Traigo aquí estas palabras de una de tus traductoras, María Soledad Sánchez Gómez: “Adrienne representó en mi vida el impacto incuestionable de un ser humano lúcido y extraordinariamente honesto que me ayudó a ordenar mi pensamiento crítico y, por qué no decirlo también, mi vida personal”. Traigo versos traducidos por Myriam Díaz Diocaretz: “Absortas en las galanterías, escuchamos/ las exageradas alabanzas a nuestras mediocridades,/ la indolencia se interpreta como abnegación,/ el descuido en el pensar se denomina intuición,/ se perdona cada traspié,/ nuestro crimen/ sólo consiste en hacer sombra,/ o en romper el molde/ sin vacilar”.
La admiración no aleja ni tampoco impide argumentar, discrepar o compartir. Con la admiración no olvidamos a quienes no tuvieron la palabra pública y son tanto o más necesarias y necesarios que aquélla cuya voz nos concierne hoy que viene la batalla y vendrán golpes. Hoy, cuando de nuevo imaginamos que la vida podría ser espaciosa y sin miedo, redes de apoyo mutuo, suprimir la libertad de explotar para que todas las demás existan, hoy vienen tus versos y abren camino: “Nadie duerme en este cuarto sin/ el sueño de un lenguaje común”.

BELÉN GOPEGUI


Fuente: Periódico Diagonal







“Vine a explorar el naufragio.
Las palabras son intenciones.
Las palabras son mapas.
Vine a ver el daño causado
y los tesoros que perduran.

(…)

Somos, soy, eres
por cobardía o por coraje
el ser que descubre nuestra ruta
hasta esta escena
llevando un cuchillo, una cámara
un libro de mitos
en el cual
nuestros nombres no aparecen.”

Adrienne Rich


***