Enzarzado en una paz espesa
de fragor detenido.
Los caídos aún por enterrar , los
héroes por condecorar,
las vírgenes por desventrar , el espíritu
por forjar.
Ni un ocaso llorado todavía,
ni un amanecer anhelado,
y sin embargo
batallando quieto y firme en la
posición asignada,
la cabeza en manos de un titiritero
furioso.
La guerra es esto y hace tiempo que
estalló,
como una placenta enferma sobre el
desagüe negro.
Hizo aguas el miedo
sietemesinos a luchar ,
cretinos a morir.
Y esta luz que ya no es más que el
recuerdo
de cuando hubo luz,
la vívida pesadilla del niño febril.
La mente en blanco y el cansancio de
esparto,
lo mismo soga que alpargata,
sólo promete sed y una mente blanca
como un infierno abandonado.
Zafarrancho. La guardia alta.
Para seguir arrastrando los pies
por la senda de la paz espesa.
Josep
Malivern
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