jueves, 27 de diciembre de 2012

...y Julio Contreras





(Revista "CANTO RODADO", Febrero de 1.980) 



Sobre tu piel no quedan vestigios de mi acoso
y, aunque entonces solías prometerme infinitos,
tu total transparencia,
la sorpresa indecible del luminoso hallazgo
no duró para siempre

En tu pecho de niña no hallé puerto seguro.

No, no eras todavía
ni la fruta en sazón ni la barca dispuesta,
no bastaba a mi empeño que tus besos y el tacto
de tus manos crispadas
quebraran espejismos, deshicieran las tinieblas
o espesaran lo claro de mis vagos tanteos…

Y hubo, seguramente,
momentos en que hubieras
cambiado tu futuro por un plato de mi alma,
por un sorbo de aliento de mi boca entreabierta.

Sin embargo hoy no acierto a aprehenderte de nuevo,
se me escurre tu imagen y tu voz es un río.
Cada noche es más cruda y tu calor más lejano.

Mis recuerdos se espantan si me acerco a estrecharlos
temerosos del monstruo en que me voy convirtiendo.

Todas las primaveras no renace la vida,
ni todos los otoños vuelven los viejos tiempos.

En mi noche es invierno y ya no sueño contigo.
Sólo cae la nieve ritual,
indiferente.


Julio Contreras.


***