sábado, 25 de enero de 2014

“El ángel del eterno invierno”: Una variante de Escrito en la estela del último ángel caído V (1993) Julio Vélez Sainz





“El ángel del eterno invierno”: Una variante de Escrito en la estela del último ángel caído V (1993)
Julio Vélez Sainz / UCM

Recientemente Vicente Carmona nos ha hecho llegar a un grupo de amigos un poema manuscrito de Julio Vélez. En él encontramos una versión con variantes de la tirada 5 de Escrito en la estela del último ángel caído (Madrid, Libertarias, 1993). Mantengo los criterios genéticos de edición en los que se muestra, de manera clara, el proceso de composición, los titubeos y las opciones elegidas por el poeta. Por ejemplo, la edición permite observar una intencionalidad a la hora de utilizar el registro bíblico-religioso: de un “árbol” que guarda “secretos” pasamos a un “manzano” que guarda sus “frutos” en evocación del del Edén (Génesis III.6-20).
El cambio más significativo tiene lugar con respecto al primer verso que pasa de ser “El ángel del eterno invierno” a “El ángel, dentro de la noche”, posiblemente en el intento de evitar el eco albertiano. Recordemos que en Sobre los ángeles, el de Sanlúcar, pinta varios ángeles invernales: en “El ángel superviviente” se lee”Acordáos.La nieve traía gotas de lacre”; en el “El ángel del carbón” se le describeFeo, de hollín y fango. ¡No verte!

Antes, de nieve, áureo, en trineo por mi alma”. El original se encuentra en el Museo Andalucista Fundación Blas Infante. Es una buena manera hacerse con el método compositivo de mi padre.
Cito la versión impresa por la edición canónica, Julio Vélez, Materia y sombra: Poesía completa, eds. Anthony Leo Geist, María Ángeles Pérez López y Julio Vélez-Sainz, Salamanca, Diputación de Salamanca, 2012, p. 206 y por la edición de Libertarias/Prodhufi, 1993.



(Detalle del manuscrito)

Versión impresa

El ángel, dentro de la noche,
extendió sus alas y soles luminosos
en un laberinto de nubes y estrellas
para resguardar de la lluvia
                            a la espada del fuego prohibido.
El frío pobló los mares
y el manzano rojo
guardó sus frutos
en el cofre de los centinelas
del olvido.

Los guerreros de la memoria
tensaron los arcos y bajaron los trastes
del saz hasta la fuente
                            en la que nacen las preguntas.





Versión manuscrita

El ángel del gran externo eterno invierno / extendió sus alas y ropas / bajo la noche / para resguardar de la lluvia / a la espada del fuego prohibido.


El frío pobló los mares /  y el árbol manzano rojo guardó / sus secretos frutos / en el cofre de los centinelas del olvido.

Los guerreros de la memoria / tensarán las arcas / y bajarán los trastes / del saz hasta el lugar en el que nacen hasta la fuente de la que nacen / las preguntas.


Para Vicente.    
Este es otro modo
de abrazar.   

(Bosquejo de firma con la cabeza de un gallo)

Julio.     

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