lunes, 28 de marzo de 2016

'Aubade' (Albada) / Philip Larkin





'Aubade' (Albada) 



Trabajo todo el día y me medioemborracho
por la noche. A las cuatro, me despierto mirando
la oscuridad callada. Saldrá, dentro de poco,
luz de entre las cortinas. Veo, hasta entonces, lo
que siempre ha estado allí: muerte incordiante, un día
ahora más cercana, haciéndome imposible
toda pregunta excepto esas de cómo, dónde
y cuándo moriré. Inútiles preguntas:
ya el temor de morir, y estar muerto, de nuevo
centelleando me dormía y me horroriza.

La mente queda en blanco con el resplandor. No
por los remordimientos -el bien que no se ha hecho,
amor no dado, tiempo malgastado- ni por
las penas: una vida puede ser poco tiempo
para que los comienzos errados se superen,
y puede no lograrlo, sino por ese eterno
y completo vacío, la segura extinción
a la que siempre vamos y en que nos perderemos.
No estar aquí, ni estar en ningún otro sitio,
y pronto; nada más terrible ni más cierto.

Ningún truco disipa este modo especial
de tener miedo, como la religión solía
intentar, ese inmenso, armónico brocado
apolillado que se creó para hacernos
creer que no moriremos, o esa tela ilusoria
que dice: "Ningún ser racional teme lo
que no siente", sin ver que ese es nuestro temor
-- nada que ver, ningún sonido, ni sabor,
caricias ni olor, nada con que pensar ni amar,
la anestesia de la que nadie vuelve en sí.

Y, así, esto está en el límite de la visión, pequeño
borrón, escalofrío permanente que cada
impulso ralentiza hasta la indecisión.
Casi todas las cosas pueden no ocurrir: esta
lo hará, y el comprenderlo nos hace enfurecer,
aterrados, si estamos sin compañía o sin
alcohol. No es solución el valor: significa
no asustar a los otros. Que uno sea valiente
no lo puede librar de la tumba. La muerte
vendrá de cualquier modo, te quejes o te aguantes.

Poco a poco, hay más luz; la alcoba cobra forma.
Allí está, simple como un ropero, aquello
que sabemos y siempre hemos sabido, ese
saber que no hay salida sin querer aceptarlo.
Una parte ha de irse. Mientras, se encogen, listos
para sonar, teléfonos en despachos cerrados.
Indiferente y difícil, este mundo alquilado
empieza a despertarse. El cielo es blanco
como arcilla, sin sol. Hay trabajo que hacer.
Carteros como médicos van de una casa a otra.

Philip Larkin


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lunes, 21 de marzo de 2016

Refugio nocturno / Bertolt Brecht





Refugio nocturno 

Me han contado que en Nueva York,
en la esquina de la calle veintiséis con Broadway,
en los meses de invierno, hay un hombre todas las noches
que, rogando a los transeúntes,
procura un refugio a los desamparados que allí se reúnen.

Al mundo así no se le cambia,
las relaciones entre los hombres no se hacen mejores.
No es ésta la forma de hacer más corta la era de la explotación.
Pero algunos hombres tienen cama por una noche,
durante toda una noche están resguardados del viento
y la nieve a ellos destinada cae en la calle.

Algunos hombres tienen cama por una noche,
durante toda una noche están resguardados del viento
y la nieve a ellos destinada cae en la calle.
Pero al mundo así no se le cambia,
las relaciones entre los hombres no se hacen mejores.
No es ésta la forma de hacer más corta la era de la explotación.

( Bertolt Brecht 1931)


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martes, 15 de marzo de 2016

(UN PÁJARO VUELA) / Julio Vélez








(UN PÁJARO VUELA) 

 Un pájaro vuela
            en la oscuridad
de la caverna.
            No percibo su forma ni su color…
            sólo su vuelo. El sonido de sus alas.
Así te amo poesía:
            materia y sombra de la palabra.


Julio Vélez



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sábado, 5 de marzo de 2016

No te amaba / Idea Vilariño




No te amaba
no te amo
bien sé que no
que no
que es la luz
es la hora
la tarde de verano
lo sé
pero te amo
te amo esta tarde
hoy
como te amé otras tardes
desesperadamente
con ciego amor
con ira
con tristísima ciencia
más allá de deseos
o ilusiones
o esperas
y esperando no obstante
esperándote
viendo
que venías
por fin
que llegabas
de paso.

Idea Vilariño



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