Y SI
DESPUÉS DE TANTAS PALABRAS...
¡Y si después de tantas palabras,
no sobrevive la palabra!
¡Si después de las alas de los pájaros,
no sobrevive el pájaro parado!
¡Más valdría, en verdad,
que se lo coman todo y acabemos!
¡Haber nacido para vivir de nuestra muerte!
¡Levantarse del cielo hacia la tierra
por sus propios desastres
y espiar el momento de apagar con su sombra
su tiniebla!
¡Más valdría, francamente,
que se lo coman todo y qué más da...!
¡Y si después de tanta historia,
sucumbimos,
no ya de eternidad,
sino de esas cosas sencillas, como estar
en la casa o ponerse a cavilar!
¡Y si luego encontramos,
de buenas a primeras, que vivimos,
a juzgar por la altura de los astros,
por el peine y las manchas del pañuelo!
¡Más valdría, en verdad,
que se lo coman todo, desde luego!
Se dirá que tenemos
en uno de los ojos mucha pena
y también en el otro, mucha pena
y en los dos, cuando miran, mucha pena...
Entonces... ¡Claro!... Entonces... ¡ni
palabra!
Calor,
cansado voy con mi oro, a donde
acaba
mi enemigo de quererme.
¡C'est
Septembre attiédi, por ti, Febrero!
Es como
si me hubieran puesto aretes.
París,
y 4, y 5, y la ansiedad
colgada,
en el calor, de mi hecho muerto.
¡c'est
Paris, reine du monde!
Es como
si se hubieran orinado.
Hojas
amargas de mensual tamaño
y hojas
del Luxemburgo polvorosas.
iC'est
1'été, por ti, invierno de alta pleura!
Es como
si se hubieran dado vuelta.
Calor,
París, Otoño, ¡cuánto estío
en
medio del calor y de la urbe!
¡C'est
la vie, mort de la Mort !
Es como
si contaran mis pisadas.
¡Es
como si me hubieran puesto aretes!
¡Es
como si se hubieran orinado!
¡Es
como si te hubieras dado vuelta!
¡Es
como si contaran mis pisadas!
Un pilar
soportando consuelos,
pilar
otro,
pilar
en duplicado, pilaroso
y como
nieto de una puerta oscura.
Ruido
perdido, el uno, oyendo, al borde del cansancio;
bebiendo,
el otro, dos a dos, con asas.
¿Ignoro
acaso el año de este día,
el odio
de este amor, las tablas de esta frente?
¿Ignoro
que esta tarde cuesta días?
¿Ignoro
que jamás se dice < nunca» , de rodillas?
Los
pilares que vi me están oyendo;
otros
pilares son, doses y nietos tristes de mi pierna.
¡Lo
digo en cobre americano,
que le
debe a la plata tánto fuego!
Consolado
en terceras nupcias,
pálido,
nacido,
voy a
cerrar mi pila bautismal, esta vidriera,
este
susto con tetas,
este
dedo en capilla,
corazónmente
unido a mi esqueleto.
A1
cavilar en la vida, al cavilar
despacio
en el esfuerzo del torrente,
alivia,
ofrece asiento el existir,
condena
a muerte;
envuelto
en trapos blancos cae,
cae
planetariamente
el
clavo hervido en pesadumbre; cae!
(Acritud
oficial, la de mi izquierda;
viejo
bolsillo, en sí considerada, esta derecha.)
¡Todo
está alegre, menos mi alegría
y todo,
largo, menos mi candor,
mi
incertidumbre!
A
juzgar por la forma, no obstante, voy de frente,
cojeando
antiguamente,
y
olvido por mis lágrimas mis ojos (Muy interesante)
y subo
hasta mis pies desde mi estrella.
Tejo;
de haber hilado, héme tejiendo.
Busco
lo que me sigue y se me esconde entre arzobispos,
por
debajo de mi alma y tras del humo de mi aliento.
Tal era
la sensual desolación
de la
cabra doncella que ascendía,
exhalando
petróleos fatídicos,
ayer
domingo en que perdí mi sábado.
Tal es
la muerte, con su audaz marido.
César Vallejo
***