CONFIANZA EN EL ANTEOJO, NÓ EN EL OJO;
en la
escalera, nunca en el peldaño;
en el
ala, nó en el ave
y en ti
sólo, en ti sólo, en ti sólo.
Confianza
en la maldad, nó en el malvado;
en el
vaso, mas nunca en el licor;
en el
cadáver, no en el hombre
y en ti
sólo, en ti sólo, en ti sólo.
Confianza
en muchos, pero ya no en uno;
en el
cauce, jamás en la corriente;
en los
calzones, no en las piernas
y en ti
sólo, en ti sólo, en ti sólo.
Confianza
en la ventana, no en la puerta;
en la
madre, mas no en los nueve meses;
en el
destino, no en el dado de oro,
y en ti
sólo, en ti sólo, en ti sólo.
César Vallejo
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