martes, 10 de febrero de 2015

Miguel Torga





CORDIAL

¡No pares, corazón!
Aún tenemos mucho que luchar.
¿Qué sería de los montes y los ríos
de nuestra infancia
sin el amor palpitante que les hemos dado
la vida entera?
¿Qué sería de los hombres desesperados,
desamparados
del abrigo de tus pulsaciones
y de la cadencia sorda de mis versos?
¡No pares!
Sigue latiendo obstinadamente,
mientras yo,
también cansado
pero inconformado,
engaño a la muerte seduciendo a los días
en este deslumbramiento,
confiado
en no sé qué poético adviento
de un futuro inspirado.


Miguel Torga



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