lunes, 7 de abril de 2014

3 / LA PALABRA LIBERTADA. QUINCE REFLEXIONES PERSONALES (Y TRANSFERIBLES) SOBRE UN QUINCENIO POÉTICO. / Julio Vélez






3. 1977: Triunfo electoral de Unión de Centro Democrático.

Las épocas siniestras fomentan la creación, repiten los altavoces. La lectura entre líneas, el juego de los guiños, las palabras-llaves, la captura de símbolos y emociones prefijadas. Y olvidan que las líneas cambian, los guiños se transforman, las palabras crecen, las emociones caminan. Desde ayer nos hablan a lo que somos hoy. Y la música, evidente, rebota en las paredes del tiempo. Nuestros intelectuales, que se sienten el centro del mundo, encienden sus pipas y fuman desencanto lo mismo que antes fumaron miedo y fumaron cobardía.

4. 1978: El desencanto. La arruga es bella

Si uno creyera los análisis intelectuales de algunas revistas culturales, toda España sería desencanto y fatiga. Los que antes renunciaron a la práctica teórica ahora no hacen más que teorizar sobre ellos confundiendo mundo con ombligo. “País de mierda. Pueblo de mierda”, piensan. Nuestros mayores llevaban razón, aseguran, mientras vociferan que son demócratas de toda la vida y que, por tanto, tienen derecho a una parte de la tarta. Interminables colas bostezan ante los despachos y los pasillos. La fatiga y el desencanto no impiden la actividad si ésta va en propio beneficio. Pocos preguntan por los pilotos y el porqué del vuelo rasante del globo. Nuestros valientes pilotos de ayer son hoy dóciles funcionarios. Mientras la ciudad letrada es un hervidero de apatía, dos millones de españoles se encuentran en la cola infinitamente más real y dolorosa del paro. De tanto guiñar en el pasado, nuestros intelectuales terminaron por cerrar los ojos.


Julio Vélez
(AA.VV. / “DEL FRANQUISMO A LA POSMODERNIDAD”)



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