sábado, 5 de marzo de 2016

No te amaba / Idea Vilariño




No te amaba
no te amo
bien sé que no
que no
que es la luz
es la hora
la tarde de verano
lo sé
pero te amo
te amo esta tarde
hoy
como te amé otras tardes
desesperadamente
con ciego amor
con ira
con tristísima ciencia
más allá de deseos
o ilusiones
o esperas
y esperando no obstante
esperándote
viendo
que venías
por fin
que llegabas
de paso.

Idea Vilariño



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sábado, 27 de febrero de 2016

VENTANAS ALTAS / Philip Larkin





VENTANAS ALTASCuando veo a una pareja de jóvenes
y adivino que él se la tira y que ella
usa un dispositivo o toma pastillas,
sé que ése es el paraíso

que todo viejo ha soñado a lo largo de su vida.
Gesticulaciones y ataduras dejadas a un lado
como una anticuada segadora,
y cada joven deslizándose por una larga pendiente,

hacia la felicidad. Dudo que si alguien
me hubiese visto hace cuarenta años
habría pensado: esto debe ser la vida;
ya no hay Dios, ni exudaciones en la oscuridad

por el infierno y todo eso, o la necesidad de ocultar
lo que piensas sobre el cura. El y los suyos
se deslizarán por la pendiente como libres
pájaros miserables. Y de inmediato, aún sin palabras,

llega el pensamiento de las ventanas altas:
el sol retenido en los vidrios, y más allá
el aire profundo y azul, que nada muestra
y que no tiene término ni lugar.


Philip Larkin




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sábado, 20 de febrero de 2016

“Altura y pelos” / César Vallejo





“Altura y pelos” 


¿Quién no tiene su vestido azul?
¿Quién no almuerza y no toma el tranvía,
con su cigarrillo contratado y su dolor de bolsillo?
¡Yo que tan sólo he nacido!
¡Yo que tan sólo he nacido!

¿Quién no escribe una carta?
¿Quién no habla de un asunto muy importante,
muriendo de costumbre y llorando de oído?
¡Yo que solamente he nacido!
¡Yo que solamente he nacido!

¿Quién no se llama Carlos o cualquier otra cosa?
¿Quién al gato no dice gato gato?
¡Ay, yo que sólo he nacido solamente!
¡Ay! ¡yo que sólo he nacido solamente!


César Vallejo
De: “Poemas humanos” 1931 – 1937


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sábado, 13 de febrero de 2016

(EL INFIERNO) Julio Vélez





(EL INFIERNO)

El infierno está en mi/tu país.
El infierno está en mi/ tu cuerpo.
El infierno existe sin duda.
Mas también la posibilidad de cielo.


Julio Vélez ( 29 abril 1992)



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miércoles, 3 de febrero de 2016

Mario Santiago Papasquiaro





SÁCALE LA FLAMA AL DIABLO 

Para el Poncho Soriano

1 Clochard mexicano llamado Gautier

Chinche ambulante
Lo más lejos del ruido lechoso de esta vaga ciudad
Incrustada en su coño
Como mosca ladeándose en la orilla de 1 sope
Su botella / dormida & soñándose
1 frío de la gran puta
Toda ilusión destrozada
Pero él sueña & lo hace deveras
Vuela entre grietas
Recorre el olvidado olor de mágicos bosques
Es mexicano & su apodo: franchute revuelto en ajenjo
Con la letra que arranca su nombre
nos enseñaron de chavos a gargarear borborigmos
Hoy / la luz Lucifer de los otros
se le escama
se hunde
glugluteante se resbala & se pela
Él se rasca rebotando en sí mismo
No hay banca de parque
ni ojos de hada
que le den albergue o sustento
Es 1 chingón de los buenos
Muerto sí / Pero en vida /
En el trompo jugoso sangrante de esta vida risueña
Así como no hay dientes sin boca
Ni gatos chillones sin ratas
Ni musgo sin verde
Ni sol que de pendejo no se caiga a lamer el aroma
                               de cualquier torva azotea.


Mario Santiago Papasquiaro



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lunes, 25 de enero de 2016

Antepasados / Cesare Pavese




Antepasados 

Aturdido por el mundo me llegó una edad
en que tiraba golpes al aire y lloraba solo.
Escuchar los discursos de hombres y mujeres
sin saber responder, es poca alegría.
Pero aun esto pasó: no estoy más solo
y, si no sé responder, sé arreglarme sin eso.
He encontrado compañeros encontrándome a mí mismo.

He descubierto que, antes de nacer, he vivido
siempre en hombres sólidos, señores de sí,
y ninguno sabía responder y todos eran calmos.
Dos cuñados han abierto un negocio -la primera fortuna
de nuestra familia- y el extraño era serio,
calculador, despiadado, mezquino: una mujer.
El otro, el nuestro, en el negocio leía novelas
-en provincia era mucho- y los clientes que entraban
se oían responder con breves palabras
que azúcar no, que sulfato tampoco,
que estaba todo agotado. Y ocurrió más tarde
que este último dio una mano al cuñado quebrado.

Al pensar en esta gente me siento más fuerte
que delante del espejo alzando las espaldas
y armando en los labios una sonrisa solemne.
Ha habido un abuelo mío, remoto en los tiempos,
que fue estafado por un campesino suyo
y entonces zapó él mismo las viñas -en verano-
sólo para ver un trabajo bien hecho. Así
he vivido siempre y siempre he tenido
una cara segura y pagado al contado.

Y las mujeres no cuentan en la familia.
Quiero decir, nuestras mujeres están en casa
y nos traen al mundo y no dicen nada
y nada cuentan y no las recordamos.
Cada mujer nos infunde en la sangre algo nuevo,
pero todas se anulan en la obra y nosotros,
renovados de ese modo, somos los que duramos.
Estamos llenos de vicios, de antojos y de horrores
-nosotros, los hombres, los padres- alguno se mató,
pero una sola vergüenza nunca nos ha tocado,
no seremos nunca mujeres, nunca sombras de nadie.

He encontrado una tierra encontrando compañeros,
mala tierra, donde es un privilegio
no hacer nada, pensando en el futuro.
Porque el solo trabajo no nos basta a mí y a los míos;
sabemos rompernos, pero el sueño más grande
de mis padres fue siempre no hacer nada útil.
Hemos nacido para vagar por esas colinas,
sin mujeres, con las manos en la espalda.



Cesare Pavese (Santo Stefano Belbo, 1908-Turín, 1950), Lavorare stanca, 1936, 1943
Versión de J. Aulicino



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miércoles, 20 de enero de 2016

Giuseppe Ungaretti / Peregrinaje




Peregrinaje


Al acecho
en este triperío
de escombros
hora tras hora
arrastré
mi esqueleto
gastado de fango
como una suela
o una semilla
de espino

Ungaretti
hombre de pena
una ilusión te basta
para darte coraje

Un reflector
más allá
pone un mar
en la niebla


Valloncello dell’Albero Isolato, 16 agosto de 1916

Giuseppe Ungaretti (Alejandría, Egipto, 1888-Roma, 1970), Vita d'un Uomo I - L'allegria, 1914-1919, Mondadori, Verona, 1957

Versión de Jorge Aulicino



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viernes, 15 de enero de 2016

Unos versos, en el exilio, de Bertolt Brecht




“Lo sé: sólo gusta
quien es feliz. Su voz
con gusto se escucha. Bello es su rostro.

El árbol estropeado en el patio
denuncia el mal terreno, pero
al que pasa le estorba,
y con razón.

Los verdes botes y las alegres velas del Sund
no los veo. Entre tantas cosas
veo sólo la red de los pescadores, frágil.
¿Por qué voy diciendo sólo que
la campesina de cuarenta años anda encorvada?
Los senos de las muchachas
son calientes como antes.

En mi canto una rima
me parecería casi una insolencia.

En mí luchan
el entusiasmo por el manzano en flor
Y el horror por los discursos del Enjalbegador.
Pero sólo lo segundo
me empuja hacia la mesa de trabajo.

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“Hoy, mañana de Pascua,
una imprevista tormenta de nieve ha pasado sobre la isla.
Entre los setos ya verdes había nieve. Mi hijo
me llevó hacia un albaricoquero seco a lo largo de la pared de casa,
lejos de una estrofa en que con el dedo yo señalaba quienes estaban
preparándola, una guerra que
al continente, a esta isla, a mi pueblo, a los míos y a mí mismo
podía exterminar. Sin palabras
hemos puesto una tela de saco
sobre el árbol que se helaba.”

Bertolt Brecht



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domingo, 10 de enero de 2016

Unos versos de Hölderlin






“Pero a nosotros no nos es dado
en lugar alguno descansar,
desaparecen, caen,
sufriendo los hombres,
a ciegas, de una
a otra desgracia,
como agua de roca
en roca arrojada
durante años en el incierto camino hacia abajo.”


Hölderlin

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jueves, 7 de enero de 2016

W. G. Sebald / Tres poemas





A través de Holanda en tinieblas 

En los invernaderos
acechan los pepinos
El funcionario de aduanas toma
  prestado
mi diario de la tarde
La mano mojada
no arroja sombra alguna
El emperador Guillermo sigue
fumando sus cigarros
De la tierra ganada
ni rastro


Holkham Gap 

Ámbito verde
para prismáticos
y ornitólogos
camuflados
Allá atrás la bahía
un arco más ancho
que el horizonte
más lejano
Aquí esperó
la Guardia Nacional
la aparición
del león marino
Como el monstruo no se dejó ver
se permitió al barrón
reconquistar
las líneas fortificadas
Pero el tío Toby
no acaba de fiarse
de la paz
Llena su almohada
de arena y desea
que llegue la marea


Trigonometría de las esferas 

En el año de luto
el abuelo guardó
el piano en el desván
y no lo bajó
nunca más
En cambio con un catalejo
de latón explora ahora
los caminos circulares del cielo
Su cuaderno de bitácora registra
un cometa vagabundo
y la frase categórica
la Luna es un producto artificial de la Tierra
Por
él sé también
que allí donde la noche da la vuelta
sienta un santo
y ruge como un león
Y no olvides me dijo una vez
que del signo de Aries
el viento del norte trae la luz
a los manzanos

W.G. Sebald (Wertach im Allgäu, Baviera, 1944 - Norfolk, RU, 2001), versiones de Xabiero Cayarga, El Cuaderno nº 51, diciembre de 2013



Foto: Sebald por Christian Scholz, 1997



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domingo, 3 de enero de 2016

Ho Chi Minh / poemas





Una broma
El Estado me alimenta con arroz,
habito sus palacios,
sus guardianes se turnan para servirme de escolta.
Contemplo sus montañas y sus ríos cuando quiero:
con tantos privilegios, un hombre
es realmente un hombre.


Una delegación inglesa en China
Los americanos se han ido; ahora
llegan los ingleses.
Se le da la bienvenida a la delegación
por todas partes.
Yo también soy un delegado
en una visita amistosa a China.
Sólo que la bienvenida que a mí me dan,
es otra.


Alerta en Vietnam
¡Mejor la muerte que la esclavitud!
En todo mi país ondean
nuevamente las banderas rojas.
Oh, lo que es ser un prisionero en un tiempo así.
Cuándo seré libre para tomar
mi puesto en la batalla.


Al escuchar moler arroz
Cuánto debe sufrir el arroz bajo el triturador.
Pero después de molido es blanco como el algodón.
A menudo le sucede lo mismo
a los hombres de este mundo:
el taller de la desgracia los convierte
en jade pulido.




Nguyen Tat Than (1890-1969), más conocido por su nombre de guerra, Ho Chi Minh, el gran revolucionario vietnamita, escribió estos poemas en 1942 durante una estadía en prisión que sufrió en China. Había viajado a ese país durante la guerra antijaponesa para entrevistarse con Mao Tsetung, pero fue capturado por la policía de Chiang Kaishek y enviado a distintas cárceles durante más de catorce meses. Se trata de poemas breves que describen la vida en la cárcel con expresiones de tristeza, humor y espíritu de lucha.

Esta versión traducida del francés pertenece a Emilio Jáuregui.



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domingo, 27 de diciembre de 2015

La censura, contra Blas de Otero / José María Rondón






La censura, contra Blas de Otero: 'Su lepra mental, su odio hacia la belleza...' 

"Maloliendo la historia contemporánea española y reduciéndola -por arte de metro y rima- a una sucesión de anécdotas de lupanar y sangre, [Blas de] Otero pretende, a codazos, situarse en la primera fila de los poetas tremendistas, ilusionado sin duda con la idea de sentar plaza en la posteridad como el bíblico Walt Whitman del descontento seudohispánico".

En estos términos despachó la Oficina de Prensa y Propaganda de la embajada de España en Buenos Aires la publicación en 1962 en la editorial Losada del libro Hacia la inmensa mayoría, que reunía cuatro poemarios anteriores de Blas de Otero, entre ellos los fundamentales Pido la paz y la palabra y Ángel fieramente humano.
El 'avance informativo', el primer juicio al que se somete el volumen, es una brutal reseña, acaso la más extravagante jamás escrita sobre Blas de Otero. En el texto -dado a conocer en el primer número de la revista granadina Entorno literario- se acusa al poeta bilbaíno, con fino estilo, de sufrir "lepra mental", de odiar "todas las formas de belleza y grandeza" y de sufrir "la pobre desesperación de Caín en estado de postguerra".

La publicación literaria atribuye el texto al consejero de información de la embajada, José Ignacio Ramos Rey, director de la Oficina de Prensa y Propaganda. "[Blas de Otero] sufre la más triste de las situaciones en las que pueda caer un poeta: la de hacer profesión de rascarse en el muladar de la desgracia; el muladar de donde alguna vez escapa el do de pecho de la blasfemia cívica, que ni siquiera alcanza a la categoría de angustia", sostiene el censor.
El brutal desprecio de Ramos Rey por Blas de Otero es, por otra parte, lógico. Todos los libros contenidos en la recopilación Hacia la inmensa mayoría sufrieron algún modo de censura. Por ejemplo, Ángel fieramente humano fue excluido del premio Adonais en 1949 por motivos de heterodoxia religiosa tras la denuncia de un miembro del jurado. Y En castellano se publicó consecutivamente en París, México DF y Buenos Aires ante la imposibilidad de hacerlo en España. El telón de silencio levantado en torno a Hacia la inmensa...sólo caería con la llegada de la democracia, cuando la editorial Lumen lo publicó en 1977.

Ensañamiento de la censura
Pese al ensañamiento del censor con Hacia la inmensa mayoría, no es un caso único en Blas de Otero. Otro tanto de lo mismo le ocurrió a otra recopilación de título similar, Con la inmensa mayoría (1960), también en Losada, que sólo reunía Pido la paz... y En castellano.
Basta consultar la solicitud de importación del libro, que se conserva en un expediente -el número 3.649- en el Archivo General de la Administración. Sobre este libro, el censor anota: «Sin antecedentes. Una colección de magníficos poemas. Pese a una temática disímil y heterogénea, el vértice de un buen número de canciones de España, y varias tienen un carácter político grave».

Sin embargo, en este informe, dado a conocer por la profesora Lucía Montejo Gurruchaga, el censor fija su atención en el poema titulado 'La va buscando' y, en especial, la estrofa -"la más grave del libro", expone- que dice: Dos Españas frente a frente./ Al tiempo de guerrear,/ al tiempo de guerrear,/ se perdió la verdadera./ Aquí yace/ media España./ Murió de la otra media. El epígrafe le da pie para apoyar en él "la repetición de nuestra historia, la lucha fraticida", sostiene el firmante del informe, el agustino y censor eclesiástico Miguel de la Pinta Llorente, quien denegó, lógicamente, la importación.

Hasta la abolición del órgano represor, todos los libros de Blas de Otero se toparán con el lápiz rojo del censor. Acaso el asunto más llamativo es lo ocurrido con el volumen Que trata de España (1964), gravemente mutilado. En este caso, la censura obligó al poeta a suprimir más de la tercera parte del libro. Incluso las antologías -tanto las preparadas por el propio autor, como las que sobre su obra dirigían otros poetas y críticos- tuvieron serias dificultades. También algunas revistas o sus directores fueron sancionados por incluir versos del bilbaíno.

En alguna ocasión, Blas de Otero se refirió a la censura, que sufrió con dureza a lo largo de toda su trayectoria. «La censura -aseguraba en 1976- es un obstáculo terrible, capaz de condicionar, coartar y, en ocasiones, hasta de hacer callar. Además, la censura genera la autocensura... La censura fue aprendiendo a leer y resultó que el poeta que tuviera interés por publicar en España se encontraba con el problema de que, si escribía tal y como las palabras le iban saliendo, aquello se convertía en algo impublicable. No había otra solución que la obligada de corregir los poemas. Se acaba por adquirir una práctica muy eficaz...».



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