La
censura, contra Blas de Otero: 'Su lepra mental, su odio hacia la belleza...'
"Maloliendo la
historia contemporánea española y reduciéndola -por arte de metro y rima- a una
sucesión de anécdotas de lupanar y sangre, [Blas de] Otero pretende, a codazos,
situarse en la primera fila de los poetas tremendistas, ilusionado sin
duda con la idea de sentar plaza en la posteridad como el bíblico Walt Whitman
del descontento seudohispánico".
En estos términos despachó la Oficina de Prensa y
Propaganda de la embajada de España en Buenos Aires la publicación en 1962 en
la editorial Losada del libro Hacia la inmensa mayoría, que reunía cuatro
poemarios anteriores de Blas de Otero, entre ellos los fundamentales Pido
la paz y la palabra y Ángel fieramente humano.
El 'avance informativo', el primer juicio
al que se somete el volumen, es una brutal reseña, acaso la más
extravagante jamás escrita sobre Blas de Otero. En el texto -dado a
conocer en el primer número de la revista granadina Entorno literario- se acusa
al poeta bilbaíno, con fino estilo, de sufrir "lepra mental", de
odiar "todas las formas de belleza y grandeza" y de sufrir "la
pobre desesperación de Caín en estado de postguerra".
La publicación literaria atribuye el texto
al consejero de información de la embajada, José Ignacio Ramos Rey, director de
la Oficina de
Prensa y Propaganda. "[Blas de Otero] sufre la más triste de las
situaciones en las que pueda caer un poeta: la de hacer profesión de
rascarse en el muladar de la desgracia; el muladar de donde alguna vez escapa
el do de pecho de la blasfemia cívica, que ni siquiera alcanza a la categoría
de angustia", sostiene el censor.
El brutal desprecio de Ramos Rey por Blas
de Otero es, por otra parte, lógico. Todos los libros contenidos en la
recopilación Hacia la inmensa mayoría sufrieron algún modo de censura. Por
ejemplo, Ángel fieramente humano fue excluido del premio Adonais en
1949 por motivos de heterodoxia religiosa tras la denuncia de un miembro del
jurado. Y En castellano se publicó consecutivamente en París, México
DF y Buenos Aires ante la imposibilidad de hacerlo en España. El telón de
silencio levantado en torno a Hacia la inmensa...sólo caería con la
llegada de la democracia, cuando la editorial Lumen lo publicó en 1977.
Ensañamiento
de la censura
Pese al ensañamiento del censor con Hacia
la inmensa mayoría, no es un caso único en Blas de Otero. Otro tanto de lo
mismo le ocurrió a otra recopilación de título similar, Con la inmensa
mayoría (1960), también en Losada, que sólo reunía Pido la paz... y En
castellano.
Basta consultar la solicitud de
importación del libro, que se conserva en un expediente -el número 3.649- en el
Archivo General de la
Administración. Sobre este libro, el censor anota: «Sin
antecedentes. Una colección de magníficos poemas. Pese a una temática disímil y
heterogénea, el vértice de un buen número de canciones de España, y varias
tienen un carácter político grave».
Sin embargo, en este informe, dado a
conocer por la profesora Lucía Montejo Gurruchaga, el censor fija su atención
en el poema titulado 'La va buscando' y, en especial, la estrofa -"la más
grave del libro", expone- que dice: Dos Españas frente a frente./ Al
tiempo de guerrear,/ al tiempo de guerrear,/ se perdió la verdadera./ Aquí
yace/ media España./ Murió de la otra media. El epígrafe le da pie para apoyar
en él "la repetición de nuestra historia, la lucha fraticida",
sostiene el firmante del informe, el agustino y censor eclesiástico Miguel de la Pinta Llorente ,
quien denegó, lógicamente, la importación.
Hasta la abolición del órgano represor,
todos los libros de Blas de Otero se toparán con el lápiz rojo del censor.
Acaso el asunto más llamativo es lo ocurrido con el volumen Que trata de
España (1964), gravemente mutilado. En este caso, la censura obligó
al poeta a suprimir más de la tercera parte del libro. Incluso las antologías
-tanto las preparadas por el propio autor, como las que sobre su obra dirigían
otros poetas y críticos- tuvieron serias dificultades. También algunas revistas
o sus directores fueron sancionados por incluir versos del bilbaíno.
En alguna ocasión, Blas de Otero se refirió
a la censura, que sufrió con dureza a lo largo de toda su trayectoria. «La
censura -aseguraba en 1976- es un obstáculo terrible, capaz de condicionar,
coartar y, en ocasiones, hasta de hacer callar. Además, la censura genera la
autocensura... La censura fue aprendiendo a leer y resultó que el poeta que
tuviera interés por publicar en España se encontraba con el problema de que, si
escribía tal y como las palabras le iban saliendo, aquello se convertía en algo
impublicable. No había otra solución que la obligada de corregir los poemas. Se
acaba por adquirir una práctica muy eficaz...».
***