La
última cintura
Después de años de planos trazados a la
perfección,
mi madre terminó remendando ropa ajena.
Un día apareció Juan y su leucemia.
Trajo pantalones para achicar. Había
adelgazado.
Cada vez que venía, yo me tapaba la boca.
Quería arrojarme encima de su cuerpo.
Cinco pantalones reducidos para las cinco
versiones
de la cintura de Juan. Eras blanco cal,
la luz desperdiciada en la dimensión de tus
ojos.
Pero tus labios rojos, como si toda tu
sangre se congregara allí.
La última vez que te vi fue cuando trajiste
el sexto pantalón
y yo lo destrocé sollozando hasta quedarme
dormida.
A la mañana siguiente encontré a mi madre
con los ojos cristalizados. Detrás de la
máquina de coser.
Iluminada por los débiles rayos del sol.
Al lado de toda esa ropa arrugada,
indecente, sin dueño.
Natalia
Litvinova
(de “Todo ajeno”,
editorial Vaso roto, 2013)
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