viernes, 30 de agosto de 2013

Marisa Peña




¡Qué suerte no ser una madre palestina,
ni una madre siria, ni una madre afgana,
ni una madre kurda,
ni una madre del cuerno de África!
¡Qué suerte no tener que sostener
la muerte de mi hijo entre mis brazos...
ese pequeño cuerpo
que se ha muerto sin más,
de hambre, de sed,
desangrado,
descuartizado,
atrevesado, zas, por una bala!
¡Qué suerte no tener que abrazar a mi hijo muerto
mientras mis ojos se resecan, lentamente,
de dolor, de impotencia,
de rabia contenida!
¡Qué suerte no tener que sortear cada día
el rostro oscuro y enjuto de la Parca,
y regatearle, esconderle, ocultarle
los rostros malditos de mis hijos,
que han nacido donde nada importan,
donde nada valen, donde nada son...!
Qué suerte, me repito cada día, qué suerte,
mientras mis hijos, tranquilos,
duermen su infancia merecida.


Marisa Peña, Indinhadas,Unaria ediciones.

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miércoles, 28 de agosto de 2013

BALCÓN / Isla Correyero





Esta obstinada inmigrante china
que come y come
devorada en la jaula
de su pobreza
tapándose la boca con comida
contra su soledad
sólo no come
cuando llega el hijo o el marido
y le dice mandando
acuéstate conmigo
comedora de todo
mi cuerpo
cómetelo todo
ella se niega
con toda su gordura
él la saca al balcón
desnuda
toda la noche
encarcelada allí
sin comida ni ropa
sólo las rosas unos claveles rojos
así que se los come
como se comería
un pastel de fresa
apoyadita sobre las rejas
la pared
tapándose más la gordura
que el sexo
ese sexo de ángel
que ella tiene ahí dátil lavado
oh alabado
escondido con pétalos
el sexo de esta china
así ciertas poetas están en su balcón
encadenadas
tapándose su género
cómo fuertes hetairas
con escudos y cascos
expuestas
nunca vistas
reconocidamente.

Isla Correyero
Occidente(1986-2002)


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lunes, 26 de agosto de 2013

WERNER ASPENSTRÖM





EL AMOR Y LA MUERTE

Sucede. El bosque permite que suceda.
Las hojas amarillean y caen.
Es así. Remolinos de viento se las llevan.
También se nos llevan a nosotros. Es así.
Yo no puedo cambiarlo.
Los saltos de la cabra montés
de saliente en saliente –el último,
mal calculado, ¿quién intervendrá?
Jamás oí al bosque reclamar
sus hojas amarillas. El viento se las lleva.
Es así.
Pide algo que yo pueda darte: besos,
un abrigo de invierno nuevo, sinceridad.
Pídeme sinceridad.
El que susurra en tu reluctante oído
no es Dios,
es tu viejo osito de trapo,
es el recuerdo de la abuela y la eternidad
bajo un tilo envuelto en el zumbido de los abejorros.
Lo que me persigue día y noche
no son los demonios,
sino la muerte más vulgar: la mía.
Sobre nosotros dos ningún Eurípides
escribirá una tragedia.
Nuestro amor fue imperfecto,
pero al ser arrastrados por el viento
nuestras manos todavía se buscarán mutuamente.
Caen las hojas al suelo.
Lo que para algunos es un bello camino
es para otros un vómito de sangre.
Sobre la alfombra roja pone el ciervo
la pezuña y la liebre la pata.
Juntos amamos el árbol,
pero el árbol nos deja vivir,
nos deja morir. Es así.
Yo no puedo cambiarlo.
Es así.

WERNER ASPENSTRÖM



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sábado, 24 de agosto de 2013

Bertolt Brecht





Doctrina y opinión de Galileo

Cuando el Todopoderoso lanzó su gran «hágase»,
al sol le dijo que, por orden suya,
portara una lámpara alrededor de la tierra
como una criadita en órbita regular.
Pues era su deseo que cada criatura
girara en torno a quien fuera mejor que ella.
Y empezaron a girar los ligeros en torno a los pesados,
los de detrás en torno a los de delante, así en la tierra como en el cielo,
y alrededor del papa giran los cardenales.
Alrededor de los cardenales giran los obispos.
Alrededor de los obispos giran los secretarios.
Alrededor de los secretarios giran los regidores.
Alrededor de los regidores giran los artesanos.
Alrededor de los artesanos giran los servidores.
Alrededor de los servidores giran los perros, las gallinas y los mendigos.

Berltot Brecht

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jueves, 22 de agosto de 2013

Marcos Ana




Hablaré por vosotros.
Excavaré con mi palabra hasta encontraros
en las sangrantes raíces sumergidas
de vuestros corazones enterrados.
Hablaré por vosotros.
Reconstruiré la voz de vuestros labios,
su semilla final, la de aquel grito
constelado de estrellas y balazos.
Hablaré por vosotros.
Y extenderé el secreto que os dejaron
en la oquedad terrible de los ojos
la voz estremecida de los astros.
Hablaré por vosotros.
Jamás olvidaré aquellas madrugadas,
los últimos abrazos, las gargantas
de vuestra dignidad amordazadas.

Marcos Ana
De: Poemas de la prisión y la vida”



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martes, 20 de agosto de 2013

RAÚL HERNÁNDEZ NOVAS




RIESGOS DEL EQUILIBRISTA

Yo pronto moriré, yo me iré pronto.
Es una idea que he tenido siempre.
Este junio tal vez será diciembre.
Sobre la cuerda no haré más el Tonto.

No andaré mucho más sobre este hilo
que me levanta de la tierra hambrienta,
lejos, tan lejos de su lid sangrienta,
como sobre un alado y cauto filo.

¿Cómo podrá el funámbulo un asilo
cavarse en aire, eterno, de manera
que sobre el hilo nazca, viva y muera?

Mas aquellos que van entre la guerra
de abajo, también marchan sobre un hilo,
y con igual traspié caerán a tierra.

RAÚL HERNÁNDEZ NOVAS


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domingo, 18 de agosto de 2013

MARINA TSVETAIEVA




MI JORNADA

Mi jornada es un absurdo sinsentido
Yo espero del pobre una limosna,
Y doy al rico generosamente.

Ensarto un rayo en la aguja
Confío mi llave a un bandolero
Y pinto de blanco mis mejillas.

El pobre no me da su pan,
El rico no acepta mi dinero,
En la aguja no entra el rayo.

Entra sin llave el bandolero,
Y la tonta llora a cántaros—
Sobre su jornada de sinsentidos.


MARINA TSVETAIEVA

29 de julio de 1918


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viernes, 16 de agosto de 2013

Bertolt Brecht / A los por nacer




I

Tiempos realmente tenebrosos, éstos en que vivo.
Necia resulta la palabra sin malicia. Una frente tersa
Declara insensibilidad. Al risueño
No le ha llegado todavía
La terrible noticia

¡Qué tiempos estos!
Hablar de árboles es poco menos que un crimen,
Porque es callar sobre tantas maldades.
Ese que va tranquilamente por la calle,
¿Será todavía accesible a sus
cuitados amigos? 

Es verdad: todavía me gano el sustento.
Mas creedme: es puro golpe de fortuna. Nada
De lo que hago justifica que coma hasta hartarme.
Por fortuna estoy a salvo. (Si mi suerte se tuerce, estoy perdido.)


Se me dice: come y bebe, ¡conténtate, tú que tienes!
¿Pero cómo voy a comer y a beber, si
Al hambriento le arrebato lo que como, y
A un sediento le faltará mi vaso de agua?
Y aun así, como y bebo. 

También me gustaría ser sabio.
Consta en los viejos libros qué es ser sabio:
Abstenerse de la disputa mundana, y la vida, tan breve,
Vivida sin temor.
También arreglárselas sin violencia,
Devolver bien por mal,
No colmar, sino olvidar los deseos,
Vale por cosa de sabios.
Nada de eso está a mi alcance.
¡ Tiempos tenebrosos, realmente, éstos en que vivo !


II

Llegué a las ciudades en tiempo de desorden,
Cuando imperaba el hambre.
Entre humanos fue que llegué a tiempos de rebelión
Y con ellos me indigné.
Así transcurrió mi vida, el tiempo
Que me había sido dado sobre la tierra.

Mis comidas fueron entre batallas,
A dormir me eché entre asesinos,
Cultivé con descuido el amor
Y miré la naturaleza con impaciencia.
Así transcurrió mi vida, el tiempo
Que me había sido dado sobre la tierra. 

Todos los caminos conducían en mi tiempo a un cenagal.
Por la boca me descubrió el matarife.
Poco logré. Pero los dominadores
Estarían sin mí en poltrona más segura; o eso, al menos, esperaba yo.
Así transcurrió mi vida, el tiempo
Que me había sido dado sobre la tierra.


Menguadas eran las fuerzas. Muy lejos
Quedaba la meta.
Se podía ver, aunque para mí
Resultara inalcanzable.
Así transcurrió mi vida, el tiempo,
Que me había sido dado sobre la tierra.

III

Vosotros, que saldréis del diluvio
En que nosotros hemos sucumbido,
Pensad también,
Cuando habléis de nuestra debilidades,
En los tiempos tenebrosos
De que os habéis librado.

Pues atravesamos las guerras de clases
cambiando con más frecuencia de país que de zapatos, desesperados
por la ubicuidad de la injusticia y la ausencia de indignación.  

No por eso dejamos de saberlo:
También el odio contra la vileza
Desaltera el rostro;
También la cólera nacida de la injusticia
Enronquece la voz. ¡Ah! Nosotros,
Que quisimos abonar el terreno de la amistad,
No pudimos ser amigables. 
Pero vosotros, cuando se llegue a tanto
Que el hombre sea auxilio del hombre,
Pensad en nosotros
Con indulgencia.

Bertolt Brecht


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miércoles, 14 de agosto de 2013

Paulo Leminski




SINTONÍA PARA PRISA Y PRESAGIO



            Escribía en el espacio.

Hoy,  trazo en el tiempo

            en la piel, en la palma, en el pétalo

luz del momento.

            Sonó en la duda que separa

el silencio de quien grita

            del escándalo que calla,

en el tiempo, distancia, plaza,

            que la pausa, ala, lleva

para ir del lucro al espasmo



            He aquí la voz, aquí el dios, aquí el habla

he aquí que la luz se incendió en casa

            y ya no cabe en la sala.


Paulo Leminski


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lunes, 12 de agosto de 2013

Julio Cortázar / Carta a Alejandra Pizarnik





Te prefiero viva, a Alejandra Pizarnik. Carta

Mi querida, tu carta de julio me llega en septiembre, espero que entre tanto estás ya de regreso en tu casa. Hemos compartido hospitales, aunque por motivos diferentes; la mía es harto banal, un accidente de auto que estuvo a punto de. Pero vos, vos, ¿te das realmente cuenta de todo lo que me escribís? Sí, desde luego te das cuenta, y sin embargo no te acepto así, no te quiero así, yo te quiero viva, burra, y date cuenta que te estoy hablando del lenguaje mismo del cariño y la confianza –y todo eso, carajo, está del lado de la vida y no de la muerte. Quiero otra carta tuya, pronto, una carta tuya. Eso otro es también vos, lo sé, pero no es todo y además no es lo mejor de vos. Salir por esa puerta es falso en tu caso, lo siento como si se tratara de mí mismo. El poder poético es tuyo, lo sabés, lo sabemos todos los que te leemos; y ya no vivimos los tiempos en que ese poder era el antagonista frente a la vida, y ésta el verdugo del poeta. Los verdugos, hoy, matan otra cosa que poetas, ya no queda ni siquiera ese privilegio imperial, queridísima. Yo te reclamo, no humildad, no obsecuencia, sino enlace con esto que nos envuelve a todos, llámale la luz o César Vallejo o el cine japonés: un pulso sobre la tierra, alegre o triste, pero no un silencio de renuncia voluntaria. Sólo te acepto viva, sólo te quiero Alejandra.

Escríbeme, coño, y perdoná el tono, pero con qué ganas te bajaría el slip (¿rosa o verde?) para darte una paliza de esas que dicen te quiero a cada chicotazo.

Julio.

París, 9 de septiembre de 1971

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sábado, 10 de agosto de 2013

José Watanabe





Fábula

EN el cauce del río seco
una espigada yegua orina sobre un sapo agradecido.
Yo, que voy de paso, sonrío y recuerdo
                    una antigua ley de compensaciones
de la magia: más feo el sapo
más bello y deslumbrante el príncipe.

Ay, pero la abundante orina de la yegua no es amor
y, aunque amorosamente regada,
                  no rompe los hechizos más perversos:
es sólo un poco de agua ácida en esta sequedad solar.

La yegua se aleja trotando aliviada, moviendo
las ancas
como una muchacha. Yo voy por los espinos resecos
recordando al sapo:
                       el pobre no tenía encantamiento
y se quedó solo
y soportando su fealdad inmutable
                                               y ahora meada.

José Watanabe


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jueves, 8 de agosto de 2013

Francisco Javier Irazoki





ÁLBUM

El que se rebelaba contra las normas del colegio caía en una habitación oscura.
Ya habían pasado más de veinte años desde el final de la guerra, pero el miedo estaba aún en los cuadernos escolares. Lo vencíamos con la exaltación del juego o mirando el humo del serrín y de los troncos que ardían en las estufas. También lo desviábamos con la somnolencia. En invierno hicimos muchas siestas bajo el abrigo de las imágenes del dictador erguido sobre un caballo.
Sólo un niño se oponía a los enseñantes del miedo. «¿Habéis besado el anillo del cuervo?», preguntó con unas hebras de tabaco entre las comisuras de los labios, mientras señalaba al sacerdote que dócilmente saludábamos. Admiré su audacia endurecida por los encierros frecuentes en la sala de castigo con que nos amenazaron.
Al entrar en clase, yo sacaba de mis bolsillos las astillas y hojas de árboles que recogía en el camino. La corteza lisa del haya fue mi amuleto. Con los dedos abrí las agallas de roble y preparé una sepultura para aquellas palabras que no había comprendido. Arcabuz, cordillera y afluente pasaron bastantes semanas en el hueco, hasta que sus significados levantaron el vuelo.
Cierto día, una profesora, cansada de mi torpeza al leer, me quitó el libro y lo lanzó al techo. Las tapas y hojas se despegaron en el aire. Los folios y las carcajadas de los niños bajaron lentamente y me cubrieron. Braceé en el interior, y en ese momento comprendí que algunas risas eran el cuarto oscuro.


Francisco Javier Irazoki


(Del libro Los hombres intermitentes. Hiperión, 2006)

martes, 6 de agosto de 2013

Henrik Nordbrandt





Sueño sobre ejecución



Me puse en una fila de personas

que exactamente igual que yo

no descubrieron hasta demasiado tarde

que estaban haciendo cola para ser ejecutados.

Por lo demás, hasta entonces, el ambiente había sido excelente.

Habíamos intercambiado cuentos y chistes

repartido cigarrillos y las botellas habían pasado de mano en mano

y el tiempo era estupendo

ni demasiado frío ni demasiado caluroso.

Al verme ante el verdugo le indiqué:

Yo soy el inventor

del aparato que está usando

y hasta podría traerle el número de la patente

si simplemente espera un poco.

Pero no me sirvió de nada.

Mi cabeza salió volando

tras lo que me quedé un ratito mirando

cómo decapitaban

a los que habían estado detrás de mí en la cola.

Todo recién ejecutado exclamaba lo mismo

que por cierto también habían sido  mis

primeras palabras en el más allá:

<< ¡Cómo se puede ser tan tonto!

¡Cómo se puede ser tan tonto!>>

de esa manera un sueño

con la ventana abierta de par en par hacia los ruiseñores

y una vela encendida en la mesilla de noche

me proporcionó una nítida imagen sobre

la situación del hombre.



Henrik Nordbrandt



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