La marcha de los 150.000.000 se publica en un proyecto en ininterrumpida
expansión desde 1992. Ha
publicado ya dos entregas («El Saqueo», Rialp, Madrid, 1994; «El Saqueo» y «Los
Otros Pobladores», Germanía / Set i Mig, Valencia, 1998). A finales
del 2003 publicará las dos siguientes partes de este poema inacabable: «La
caída de Dios» y «Canción de E», ya cerradas. Recibió el premio Ojo
Crítico en 1993 al mejor libro de poesía publicado en el estado español.
Ya han venido los niños, los
150.000.000
con sus cabelleras de risa y su pánico de
luces,
ascos de vientre en las matanzas públicas y
dame a este niño con crines del secuestro
oh sí los niños
vienen sembrando algas y hambres de
rastrojo
con arpones infinitos en sus bocas
danzan, viento nuclear, con los heridos y
hierro de ondas-luz sobre el refugio: —dame
un niño que se sepa cumbre
y asco de pesebre, mi revolución del día.
***
Pero yo no quiero hablar de la trinchera
(no yo):
metido en los muslos de quien dio los
nombres,
yo atrinchero mis palabras y las hallo
sucias
indómitas como un asco pegajoso un vuelco
de noria,
un caballo de nosotros y ojos-telegrama;
así me las encuentro y hablo alto
convocando a la puta y al ministro en los
septiembres,
permitiendo el paso de los ciervos por mis
venas,
tu intranquila manera de parecer hermosa,
la tozudez terrible del destripador de
buques.
Yo digo: soy los 150.000.000,
y mis manos se hacen moscas, alaridos
blancos,
ojos de niña pública en los ojos de la niña
pública,
mentira y bueyes amordazando el horizonte:
el miedo de los hombres como tú moviéndote
pública y agotada con la flor de las
torturas,
el costado, la ira, el bostezo de quien
juega
en los ojos tus vértigos de arena:
soy el hombre de gritos y del beso
aturdido—
yo miedo a la sangre,
la sangre luz a este vientre,
tu vientre polilla encendida
destila canciones de amor.
Enrique
Falcón
La marcha de los 150.000.000 es una sucesión de cantos, de cantos cósmicos que
acoge a los excluidos en sus versos. Una brisa incómoda, plagada de registros
diferentes que delatan una enunciación plural. Es la constatación de las
posibilidades abiertas de una escritura política decididamente conflictiva y
no-tranquilizadora : la creencia en el texto como organismo disidente e intolerable,
un largo poema secular todavía ininterrumpido que bebe de Isaías a Ernesto
Cardenal, de Huidobro a Neruda, de los informes anuales sobre derechos humanos,
de Jim Morrison a Silvio Rodríguez...: «yo quiero oír / el alarido de la
mariposa».
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