(Dibujo de Julio Vélez)
Aunque acaso la vida y muerte
sean una misma y plural acogida,
ingentes brazadas,
lumínicas,
ardorosas luchas.
A un nuevo siglo
abiertas las mañanas,
días rasgados
en su mitad más muda.
Sé
que la muerte
vendrá a por la vida,
diáfana,
puntual
firme y segura.
Pero me va a encontrar en rebeldía.
JULIO VÉLEZ
(Este es uno de los últimos poema de "Los fuegos pronunciados", el
poemario que Julio tardó casi diez años en escribir y que publicó en 1985, un
periodo intenso pero también doloroso, de zozobras vitales y políticas en el
cual la transición a la vida civil, tras tantos años clandestinos de militancia
antifascista, acarréo al poeta, como a tantos otros, graves crisis personales
que se vieron agravadas por el revés emocional e ideológico que le supuso la
práctica desaparición del Partido del Trabajo, en el que tanto luchó. Dentro de
mi humilde contribucción a difundir la obra y la figura de Julio Velez, iré
reseñando también lo que escribieron de este gran poeta andaluz, a raíz de la
noticia de su muerte, ocurrida en Dax, Francia, en 1992, algunos de sus
innumerables amigos, en este caso, Eduardo Galeano, que lo consideraba como un
hermano:
"Él fue hijo del cante flamenco y de
César Vallejo. Anduvo pasos y palabras entre su sol y su sombra, por los
laberintos del alma y Andalucía y el mundo. Mientras andaba, nos iba
descubriendo las luces que nacen adentro y las lluvias que llueven desde la
tierra al cielo")
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