domingo, 13 de septiembre de 2015

Versos de Javier Egea






Hipócrita lector, hermano, camarada,
hoy me atrevo a contar tus años y los míos:
mira tanta ceniza
como una herencia gris entre las manos,
mira sangre o asombro tu corazón y el mío tiritando
sobre el extraño hedor de las palabras muertas.

Aventada la vida –sus pavesas-,
es urgente romper hacia otro norte
aún llevando en los pasos
la certeza diaria de la muerte.

Hoy es preciso un alto en la derrota.

JAVIER EGEA, Troppo mare (1984)

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Yo no fui en la batalla el vencedor:
perdí la flor pero gané la espina.

JAVIER EGEA, A boca de parir (1976)


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Lo terrible no es la calle sola,
el andén como un reto,
los trenes que perdimos.

Lo terrible no es ni siquiera el dolor.

Lo que duele terrible y zarandea
es que ya sólo queda
recurrir a la vida por tus ojos
que son una distancia casi absurda,
que son un túnel negro de esperanza.

JAVIER EGEA, Paseo de los tristes (1982)


***




Las palabras
sobran ahora que el dolor levita,
orza a estribor y pasa.
Es tarde y en tu espalda florecen los pañuelos.
Es así que el amor, el viejo amor,
el pobre amor tan viejo, tan torpe, tan cansado,
mira hacia el mar, entorna los postigos
y se rinde y reposa.

JAVIER EGEA, Troppo mare (1984)

***




Todo quedó en el sueño de las alas de cera.

JAVIER EGEA, A boca de parir (1976)


(Todos los versos tomados del libro “El cura y los mandarines” de Gregorio Morán).


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