No lo
digo yo
Ahora los poetas
siempre dicen “yo”
a cada paso les sucede algo
y lo cantan
siempre “yo”
y por las calles
sólo ellos o el motivo
de sus desvelos pasa
nadie más ni nada
y el mundo se detiene
carente de sentido
si no están ahí:
ninguna puerta se abre
al jardín de las maravillas
ni al infierno ni
los días pasan
con sus lunas escondidas
ni pasan los tranvías.
Ni siquiera los distrae
su propia sombra
(no vaya a suceder que
caigan dentro como quien
se zambulle en una tumba
y desde la tierra cerrada
miren hacia arriba
y vean solamente
su propio orgullo atento
en celebrarse otra vez:
inútil esperar
que tienda una mano
para ayudar a salir
de ese pozo de ese hueco
ferozmente solitario
y sin espejos).
Yo me río
porque voy por las calles
y sólo yo no existo
soy el único invisible
y el mundo
lleno de sueños y sonidos
se me entrega a cambio
de unas pocas palabras
con que plasmarlo
por ejemplo:
“pasa una abeja patinando en la luz
y el grito blanco de una garza
porque voy por las calles
y sólo yo no existo
soy el único invisible
y el mundo
lleno de sueños y sonidos
se me entrega a cambio
de unas pocas palabras
con que plasmarlo
por ejemplo:
“pasa una abeja patinando en la luz
y el grito blanco de una garza
a la deriva por las horas
por el aire
por el haz de la mañana”
o: “todo pasa
ni un árbol se detiene
y aún la piedra es viajera”
o también:
“lo que la luna escribe entre las nubes
busca asilo en mi garganta
atravesando el fondo de algún sueño”
acaso:
“la fuente de piedra
vestía su eterno
cristal que el viento llama
—solitario—río”.
Y tal vez
“Hay que hundir las palabras
en el delirio
hasta hacerlas realidad”.
por el aire
por el haz de la mañana”
o: “todo pasa
ni un árbol se detiene
y aún la piedra es viajera”
o también:
“lo que la luna escribe entre las nubes
busca asilo en mi garganta
atravesando el fondo de algún sueño”
acaso:
“la fuente de piedra
vestía su eterno
cristal que el viento llama
—solitario—río”.
Y tal vez
“Hay que hundir las palabras
en el delirio
hasta hacerlas realidad”.
Y mucho más.
Y es del mundo esa voz
y no soy yo
y
yo no lo digo.
y no soy yo
y
yo no lo digo.
(inédito, a partir de versos de Neruda)
El autor.
Diego Techeira es poeta y
ensayista uruguayo. Fue miembro de Ediciones de Uno entre 1985 y 1990.
Creador y director de la revista El Puente al Lector (2002-2003). Es
editor bajo el sello Solazul ediciones
(http://solazulediciones.blogspot.com/). En su obra publicada destaca: Antes que ella (Ediciones de Uno, 1988. Poesía), Donde las calles no tienen nombre (Ediciones de Uno, 1990. Poesía), Lautréamont. La construcción permanente (Solazul ediciones, 2000. Ensayo), La voz y el conjuro, Washington Benavides y su obra (Solazul ediciones, 2010, ensayo aprobado como texto para bachillerato por el Consejo de Educación Secundaria en 2011. Blog: http://blogs.montevideo.com.uy/), y Los mitos del movimiento (Solazul ediciones. 2014. Poesía, con ilustraciones de Pilar González).
(http://solazulediciones.blogspot.com/). En su obra publicada destaca: Antes que ella (Ediciones de Uno, 1988. Poesía), Donde las calles no tienen nombre (Ediciones de Uno, 1990. Poesía), Lautréamont. La construcción permanente (Solazul ediciones, 2000. Ensayo), La voz y el conjuro, Washington Benavides y su obra (Solazul ediciones, 2010, ensayo aprobado como texto para bachillerato por el Consejo de Educación Secundaria en 2011. Blog: http://blogs.montevideo.com.uy/), y Los mitos del movimiento (Solazul ediciones. 2014. Poesía, con ilustraciones de Pilar González).
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