Grodek
Por
la tarde resuenan en los bosques otoñales
las
mortíferas armas, y en las llanuras áureas
y en
los lagos azules rueda el sol más oscuro.
La
noche abraza a los guerreros moribundos,
irrumpe
el lamento salvaje de sus bocas quebradas.
Pero
silenciosas en la pradera,
rojas
nubes que un dios airado habita
convocan
la sangre derramada, la frialdad lunar;
y
todos los caminos desembocan en negra podredumbre.
Bajo
el dorado ramaje de la noche y las estrellas
vaga
la sombra de la hermana por el bosque silencioso
saludando
las almas de los héroes,
las
cabezas sangrantes.
Y en
el cañaveral suenan las oscuras flautas del otoño.
Oh,
qué soberbio duelo, con altares de bronce;
un
terrible dolor nutre hoy la ardiente llama del espíritu,
por
los nietos que no han nacido aún.
Georg Trakl
Versión de Helmut Pfeiffer
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