Salutación
a Walt Whitman / Fernando Pessoa
Traducción de
Francisco Cervantes
Portugal Infinito, once de junio de mil
novecientos
quince…
Hé-lá-á-á-á-á-á-á!
Desde aquí de Portugal, todas las épocas en
mi cerebro,
te saludo, Walt, te saludo, hermano mío en
el Universo,
yo, con monóculo y saco exageradamente
adornado,
no soy indigno de ti, bien lo sabes, Walt,
no soy indigno de ti, basta saludarte para
no serlo…
Yo tan cercano a la inercia, tan fácilmente
lleno de tedio,
soy de los tuyos, tú bien lo sabes, y te
comprendo y te amo,
y aunque no te conociera, nacido por los
años en que tú
moriste,
sé que me amaste también, que me conociste,
y estoy
contento.
Sé que me conociste, que me contemplaste y
me explicaste,
sé qué es eso que yo soy, ya sea en
Brooklyn Ferry diez años
antes que yo naciera,
ya sea por la Rúa del Oro pensando en todo
lo que no es la
Rúa del Oro,
y conforme tú sentiste todo, lo siento yo
todo, y acá vamos
tomados de las manos,
tomados de las manos, Walt, tomados de las
manos, bailando
el universo en el alma.
¡Oh, siempre moderno y eterno, cantor de
los concretos
absolutos,
concubina fogosa del universo disperso,
gran pederasta frotándote contra la
diversidad de las cosas,
sexualizado por las piedras, por los
árboles, por las personas,
por las profesiones,
celo de los pasajes, de los encuentros
casuales, de las
meras observaciones,
entusiasta mío por el contenido de todo,
grande héroe mío entrando por la muerte, de
los a los pinos,
y a las hurras, y a los entusiasmos, y a
los gritos saludando
a Dios!
¡Contenedor de la fraternidad feroz y
tierna para con todo,
gran demócrata epidérmico, contigo a todo
en cuerpo
y alma,
carnaval de todas las acciones, bacanal de
todos los propósitos,
hermano gemelo de todos los arranques,
Juan Jacobo Rousseau del mundo que iba a
producir
las máquinas,
Hornero de lo insaisissable de lo
flotante carnal,
Shakespeare de la sensación que comienza a
marchar a vapor,
Milton-Shelley del horizonte de la
electricidad futura!
Íncubo de todos los gestos,
orgasmo hacia adentro de todos los objetos
fuerza,
Souteneur de todo el Universo,
ramera de todos los sistemas solares…
¡Cuántas veces beso yo tu retrato!
Allá donde te encuentras ahora (no sé dónde
es pero
es Dios)
sientes esto, sé que lo sientes, y mis
besos son más calientes
(entre la gente)
y tú así es que los quieres, viejo mío, y
agradeces desde allá,
lo sé bien, algo me lo dice, algo agradable
en mi espíritu
una erección
abstracta e indirecta en el fondo de mi alma.
Nada de engageant, pero ciclópico
y musculoso,
sino frente al Universo con tu actitud que
era de mujer,
y cada hierba, cada piedra, cada hombre era
para ti
el Universo.
¡Mi viejo Walt, mi gran Camarada, evohé!
Me integro a tu orgía báquica de
sensaciones en libertad,
soy de los tuyos, desde la sensación de mis
pies hasta
la náusea de mis sueños,
soy de los tuyos, mírame a mí, de ahí desde
Dios me ves
al contrario:
desde adentro para afuera… Mi cuerpo es lo
que adivinas,
ves el alma mía—
ésa es la que ves tú propiamente y al
través de tus ojos
mi cuerpo—
¡Mírame a mí: tú sabes que yo, Álvaro de
Campos,
ingeniero,
poeta sensacionista,
no soy tu discípulo, no soy tu amigo, no
soy tu cantor,
tú sabes que yo soy Tú y estás contento de
ello!
Nunca puedo leer tus versos de corrido… Hay
ahí demasiado
sentimiento…
Atravieso tus versos como una multitud a
encontrones
contra mí,
y me huele a sudor, a aceites, la actividad
humana y mecánica.
En tus versos, a cierta altura no sé
si los leo o si los vivo,
no sé si mi lugar real está en el mundo o
en tus versos,
no sé si estoy aquí, de pie sobre la tierra
natural,
o de cabeza hacia abajo, colgado en una
especie
de establecimiento,
en el techo natural de tu inspiración de
tropel,
en el centro del techo de tu
intensidad inaccesible.
¡Ábranme todas las puertas!
¡A fuerza que he de pasar!
¿Mi señal? ¡Walt Whitman!
¡Pero yo no ofrezco indicación alguna…
Paso sin explicaciones…
Si es necesario me introduzco entre las
puertas…
Sí, yo, frágil y civilizado, me introduzco
entre las puertas…
porque en este momento no soy frágil ni
civilizado,
soy yo, un Universo pensante de carne y
hueso, queriendo
pasar,
que ha de pasar a fuerza, porque cuando
quiero pasar
soy Dios!
¡Quítenme esa basura de mi frente!
¡Pónganme en cajones esas emociones!
De aquí al exterior, políticos, literatos,
comerciantes pacatos, policía,
meretrices, souteneurs,
todo eso es la letra que mata, no el
espíritu que da la vida
¡El espíritu que da la vida en este momento
soy yo!
¡Que ningún hijo de la… se me atraviese en
el camino!
¡Mi camino es a través del infinito hasta
llegar al fin!
¡Si soy capaz de alcanzar el fin o no, no
es contigo,
es conmigo, con Dios, con el sentido— yo de
la palabra
infinito…
Hacia el frente!
¡Pico con las espuelas!
Siento las espuelas, soy el mismo caballo
que yo monto,
porque yo, para mi voluntad de consustanciarme
con Dios,
puedo ser todo, o puedo ser nada, o
cualquier cosa,
según me da la gana… Nadie tiene nada con
eso…
¡Locura furiosa! Ganas de gritar, de
saltar,
de berrear, pegar, dar saltos, gritos con
el cuerpo,
de cramponner-me a las ruedas de
los vehículos y meterme
abajo,
de meterme adelante del giro del chicote
que va a golpear,
de ser la perra de todos los perros y no me
bastan,
de ser el volante de todas las máquinas y
la velocidad
sin límite,
de ser el atropellado, el abandonado, el
desplazado,
el acabado,
baila conmigo, Walt, allá desde el otro
mundo, esta furia,
salta conmigo en esta batucada que se
embarra con los astros,
cae conmigo sin fuerzas en el suelo,
embárrate conmigo estúpidamente en las
paredes,
pártete y espárcete conmigo
en todo, por todo, a la vuelta de todo, sin
todo,
rabia abstracta del cuerpo
haciendo maelstroms en el alma…
¡Arre! ¡Vamos hacia allá al frente!
Aun si el mismo Dios lo impide, vamos allá
al frente…
No hay ninguna diferencia…
Vamos allá hacia al frente y sin ser de ninguna
parte…
¡Infinito! ¡Universo! ¡Meta sin meta! ¿Qué
importa?
(Déjame quitarme la corbata y desabotonarme
el cuello.
No se puede tener mucha energía con la
civilización
en torno al cuello…)
Ahora sí, partamos, vamos hacia allá al
frente.
¡En una gran marche aux
flambeaux-todas-las-ciudades-de-
Europa,
en una gran marcha guerrera la industria,
el comercio y
el ocio,
en una gran carrera, en una gran subida, en
una gran
bajada
estruendosa, saltando, saltándolo todo
conmigo,
salto para saludarte, berreo para
saludarte,
me desencadeno para saludarte, brincando y
guiñando!
Por eso es a ti a quien agradezco
mis versos saltos, mis versos brincos, mis
versos orgasmos,
mis versos-ataques-histéricos,
mis versos que arrastran el carro de mis
nervios.
A trompicones me inspiro,
apenas pudiendo respirar, tenerme en pie me
exalto,
y mis versos son que yo no pueda estallar
de vivir.
¡Ábranme todas las ventanas!
¡Arránquenme todas las puertas!
¡Empujen toda la casa por encima de mí!
¡Quiero vivir en libertad en el aire,
quiero hacer gestos más allá de mi cuerpo,
quiero correr como la lluvia hacia abajo de
las paredes,
quiero ser pisado en las carreteras anchas
como las piedras,
quiero ir, como las cosas pesadas, hacia el
fondo
de los mares,
con una voluptuosidad que ya está lejos de
mí!
¡No quiero cerradura en las puertas!
¡No quiero cerraduras en los cofres!
¡Quiero intercalarme, inmiscuirme, ser
llevado,
quiero que me hagan propiedad enfermiza de
algún otro,
que me limpien los cajones,
que me arrojen a los mares,
que me vayan a buscar a casa con fines
obscenos,
sólo para no estar aquí sentado y quieto,
sólo para no estar sencillamente
escribiendo estos versos!
¡No quiero intermedios en el mundo!
¡Quiero la continuidad penetrada y material
de los objetos!
¡Quiero que los cuerpos físicos sean los
unos de los otros
como las almas,
no soy dinámicamente, sino estáticamente
también!
¡Quiero volar y caer desde muy alto!
¡Ser estrellado como una granada!
¡Ir a parar a… ser llevado hasta…
Auge abstracto en el fin de mí y de todo!
¡Clímax a hierro y motores!
¡Escaleras arriba de la velocidad, sin
grados!
¡Bomba hidráulica desanclándome las
entrañas sentidas!
¡Pónganme grilletes sólo para que yo los
parta!
¡Sólo para que yo los parta con los
dientes, y que los dientes
sangren
placer masoquista, espasmódico con sangre,
de la vida!
Los marineros me llevaron preso,
me ajustaron las manos en lo oscuro,
morí temporalmente al sentirlo,
enseguida mi alma lamió el suelo de la
cárcel privada,
y la gallina ciega de las imposibilidades
me rodeaba
como un cinturón.
¡Salta, brinca, toma el freno con los
dientes,
pegaso de hierro en brasas de mis ansias
inquietas,
paradero indeciso de mi destino a motores!
He calle Walt:
¡Puerta hacia todo!
Puente para todo!
¡Carretera para todo!
Tu alma omnívora,
tu alma ave, pez, fiera, hombre, mujer,
tu alma de dos donde hay dos,
tu alma o una que son dos cuando dos son
una,
tu alma flecha, rayo, espacio,
amplexo, nexo, sexo, Texas, Carolina, New
York,
Brooklyn Ferry en la tarde,
Brooklyn Ferry de las idas y de las
vueltas,
¡Libertad, democracy, siglo
veinte a lo lejos!
¡purn, pum, pum, pum, pum,
pum!
¡Tú, lo que eras, tú lo que veías, tú lo
que oías,
el sujeto y el objeto, el activo y el
pasivo,
aquí y allí, en todas partes tú,
círculo cerrando todas las posibilidades de
sentir,
marco milenario de todas las cosas que
pueden ser,
Dios Terminal de todos los sujetos que se
imaginan que eres tú.
¡Tu Hora, tu Minuto, tu Segundo!
Tu intercalado, liberado, desfondado, ido,
intercalación, y liberación, ida,
desfondamiento,
tu intercalador, liberador, desfondador,
remitente,
comodín en todas las cartas,
nombre en todas las direcciones,
mercadería entregada, devuelta, siguiendo…
Tren de sensaciones y alma a kilómetros por
hora,
por hora, por minuto, por
segundo, ¡pum!
Ahora que estoy casi muriendo y veo todo ya
claro,
Gran Libertador, vuelvo sumiso a ti.
Sin duda tuve un fin adecuado a mi
personalidad.
Sin duda porque se explicó, quise decir
algo
pero hoy, mirando hacia atrás, sólo un
ansia me queda—
No haber tenido tu calma superior por ti
mismo,
tu liberación constelada de la Noche Infinita.
No tuve tal vez misión alguna sobre la
tierra.
Ah que voy a llamar
al privilegio ruidoso y ensordecedor de
saludarte
todo lo hormigueantemente humano del Universo,
todas las formas de todas las emociones
todos los hechizos de todos los
pensamientos,
todas las ruedas, todos los volantes, todos
los émbolos
del alma.
Ah que yo grito
y en un cortejo de Mí hasta que estallen en
ti
con una algarabía metafísica y real,
con un barbarismo de cosas que pasan por
adentro sin nexo
¡Ave, salve, viva, oh grande bastardo de
Apolo,
amante impotente y fogoso de las nueve
musas y de las gracias,
funicular del Olimpo hasta nosotros y de
nosotros hasta
el Olimpo.
Fernando
Pessoa
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Álvaro de Campos, «un Walt Whitman con
un poeta griego dentro». (Fernando Pessoa)
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