hambre
Espero con impaciencia el día en que los árboles
entren en mi casa para vaciarme la despensa.
naviamente
Ha pasado tanto tiempo, que ya no sé si alguna vez
quisimos un barco o siempre nos conformamos con mirar el mar.
el silencio está
sobrevalorado
Tengo ganas de que un pájaro rompa el cristal de la
ventana y llene con mis gritos esta habitación.
dolor sin querer
Hay días en los que me duele la luz y todo lo que va a
sobrevivirme.
harina de fuerza
Me huelen las manos a masa cruda como si acabara de
matarte.
comunicación
Con lo fácil que hubiera sido decir: no me sueltes.
souvenir de la
prisa
No da igual vivir o morir. Hay que vivir si estás vivo
y correr si está lloviendo. Correr hacia la lluvia con nuestros mejores
zapatos.
la primera ducha
caliente de septiembre
Me desperté temblando, me duché sentada. Pájaros no
había. El dolor de la luz me hizo llorar. No sé si es a esto a lo que llamarán
miedo. No tengo experiencia, no sé si el miedo adelgaza.
bellas malas artes
Una casa en el bosque, membrillos sin prisa, héroes
desnudos, suicidas muy valientes. Los museos están llenos de hermosas mentiras.
souvenir del frío
Salíamos a la calle sin dinero en los bolsillos. Salía
el aliento tan denso de nuestras bocas como si hubiésemos fumado toda la noche.
Salíamos a la calle con las manos en los bolsillos. Salía el aliento de
nuestras bocas como si nos hubiésemos besado toda la noche.
Isabel Bono
( HOJAS SECAS
MOJADAS, editorial: “LA ISLA DE
SILTOLÁ”)
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