DESPEDIDA RECORDANDO UN ADIÓS
Al
cabo, al fin, por último,
tomo,
volví y acábome y os gimo, dándoos
la
llave, mi sombrero, esta cartita para todos.
Al cabo
de la llave está el metal en que aprendiéramos
a
desdorar el oro, y está, al fin
de mi
sombrero, este pobre cerebro mal peinado,
y,
último vaso de humo, en su papel dramático,
yace
este sueño práctico del alma.
¡Adiós,
hermanos san pedros,
heráclitos,
erasmos, espinosas!
¡Adiós,
tristes obispos bolcheviques!
¡Adiós,
gobernadores en desorden!
¡Adiós,
vino que está en el agua como vino!
¡Adiós,
alcohol que está en la lluvia!
¡Adiós
también, me digo a mí mismo,
adiós,
vuelo formal de los milígramos!
¡También
adiós, de modo idéntico,
frío
del frío y frío del calor!
Al
cabo, al fin, por último, la lógica,
los
linderos del fuego,
la
despedida recordando aquel adiós.
César Vallejo
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