(Luis López)
XXXVI
La ciudad
nervio negro así,
y yo con el corazón al borde
bajando los ascensores
profundamente eutanásicos
de los cuales sólo cabalgo
cuando algún aluvión
del pensamiento
grita por la piel
que si sigo diciéndome –y diciéndoos-
que no sólo hay que ser
sino también aparentarlo,
estoy mintiéndome
-y mintiéndoos-
porque no puedes ser
y parecer a un mismo tiempo.
Te tienes que decidir.
Julio
Vélez (Los fuegos pronunciados)
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