(Luis López)
XXI
Tengo alojados en la fonda del cuerpo
unos inquilinos tales de morosos,
que pintan las paredes, los techos,
las puertas de las habitaciones.
Corretean por la casa
luciendo con orgullo su desnudez
más íntima; comiendo a cualquier hora
y lo que les place.
Yo, hay días que les abro las ventanas
de la calle, y hasta me enfurezco.
Ellos, como si nada pasara, cogen
sus lápices y colores para dibujar
soles, primaveras, algunas muertes…
Ya los he dejado por imposible,
pues al cabo, necesitamos tener limpias
las estancias de dentro, para poder
sostener las que construimos por fuera.
Julio
Vélez (Los fuegos pronunciados, 1985)
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