miércoles, 29 de abril de 2015

Juan Ramón Jiménez





¡Intelijencia, dame
el  nombre exacto de las cosas!
...Que  mi  palabra  sea
la cosa misma,
creada por mi alma nuevamente.
Que por mí vayan todos
Los  que no las conocen, a las cosas;
Que por mí vayan todos
Los que ya las olvidan, a las cosas,
Que por mí vayan todos
Los mismos que las aman, a las cosas...
¡Intelijencia, dame
el nombre exacto, y tuyo,
y suyo, y mío, de las cosas!

J. Ramón  Jiménez


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domingo, 26 de abril de 2015

Antonio Gamoneda





El  Blues del amo

Va a hacer diecinueve años
Que  trabajo para  un amo.
Hace  diecinueve  años
que me da la comida
Y todavía no he visto
su rostro.

No  he visto al  amo
en  diecinueve años
Pero  todos los días
yo me miro  a mí mismo
y  voy  sabiendo poco  a poco
Cómo es el  rostro de mi amo.

Va  a hacer diecinueve años
Que  salgo de mi casa
y hace frío
Y luego entro en la suya
y me pone una luz
Amarilla encima
de la cabeza
Y todo el día escribo
dieciséis
Y mil y dos  y
ya no puedo más
Y luego salgo al  aire
y es de noche
Y vuelvo a casa
y no puedo vivir.


Cuando vea a mi amo
le preguntaré
Lo que son mil y dieciséis
Y  por qué me pone una luz
encima de la cabeza.

Cuando esté  un día
delante de mi amo,
Veré su rostro,
miraré en su rostro
Hasta borrarlo  de él
y de mí mismo.



Antonio Gamoneda


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jueves, 23 de abril de 2015

Roque Dalton / ESTUDIO CON ALGO DE TEDIO





ESTUDIO CON ALGO DE TEDIO


Clov: llora
Hamm: Luego vive.

(Diálogo de Fin de Partida de Beckett.)



Tengo quince años y lloro por las noches.

Yo sé que ello no es en manera alguna peculiar
y que antes bien hay otras cosas en el mundo
más apropiadas para decíroslas cantando.

Sin embargo hoy he bebido vino por primera vez
y me he quedado desnudo en mis habitaciones para sorber la tarde
hecha minúsculos pedazos
por el reloj.

Pensar a solas duele. No hay nadie a quien golpear. No hay nadie
a quien dejar piadosamente perdonado.
Está uno y su cara. Uno y su cara
de santón farsante.
Surge la cicatriz que nadie ha visto nunca,
el gesto que escondemos todo el día,
el perfil insepulto que nos hará llorar y hundirnos
el día en que lo sepan todo las buenas gentes
y nos retiren el amor y el saludo hasta los pájaros.

Tengo quince años de cansarme
y lloro por las noches para fingir que vivo.
En ocasiones, cansado de las lágrimas,
hasta sueño que vivo.

Puede ser que vosotros no entendáis lo que son estas cosas.

Os habla, más que yo, mi primer vino mientras la piel que
sufro bebe sombra

Roque Dalton


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lunes, 20 de abril de 2015

Jorge Riechmann, “Rengo Wrongo”





Wrongo sostiene
que hay sobre todo una razón

de fondo
para persistir en las luchas por la justicia
para seguir siendo a pesar del terrible agotamiento de Sísifo
y la laringitis extrema de Casandra
militantes:

no dejar en la estacada a los muertos

No permitir que ese caudal milenario
de esfuerzos y esperanzas
acabe perdiéndose en arenas estériles
o en cenegales podridos de la historia

Y al razonar así
Wrongo suele emplear los términos trabajo
y sentido
pero evita cuidadosamente
las palabras martirio o sacrificio


***






la felicidad se parece
a la destreza de la buena cocinera
que sólo con las viandas
que en ese momento contingentemente alberga la despensa
logra –haciendo de la necesidad
virtud– preparar una comida sabrosa
y en cambio rehúye al gran chef
que necesita su infraestructura culinaria impecable
y raros ingredientes importados
del mundo entero bien dispuestos en su cámara frigorífica
antes de mover un dedo

La felicidad es cocina casera, de temporada
y aprovechando lo que hay

Quien la piensa como nouvelle cuisine deconstruccionista
se equivoca

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Los humoristas gráficos
parecen incapaces de abordar la conflictiva
política de aguas del país
sin hacer chistes malos a costa del botijo

Humilde barro
pariente de la carne
humilde:
humus de lo humano

Pero también
una proeza técnica: la solución
al problema de mantener fresca el agua
bajo calores tórridos, sin gasto alguno eléctrico,
sin contaminación
ni durante el proceso productivo
ni cuando acaba la vida útil del objeto
que acompaña al sujeto

Irreflexivamente dibujan al botijo
como un símbolo del atraso
sin reconocer la insuperada maravilla técnica
que realmente es

El día –concluye Wrongo–
que los hoteles de lujo ofrezcan agua en botijo
en vez de embotellada en minibar
estaremos de verdad apróximándonos
a la sociedad ecológica


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Si entre uno
y el mundo se interpone
una secretaria
hay perfiles que pierden nitidez

Si se interponen dos secretarios
o tal vez secretarias
y un ayudante personal
cuesta advertir bastantes cosas obvias

Pero si se interponen tres secretarios
dos ayudantes
un jefe de protocolo y un botones
entonces la noche se confunde con el día
cerca parece lejos y al contrario
las más inenarrables confusiones
paralizan cualquier iniciativa

Si usted se hallase en trance tan extremo
deténgase un momento inspire espire

Siempre puede uno olvidar algo
cometer un error
trabucarse en el párrafo
prescindir de alguna ventaja leve más decisiva

Puede uno beber un vaso de agua
limpiarse los lentes

y salir a la calle dejando atrás todo eso

***



Manuel Rivas cuenta
la respuesta de un marinero en la radio
a una pregunta por su esperanza:
tener, tengo algo de esperanza
pero una esperanza algo negativa


***

Eduardo Galeano evoca
aquella pintada sobre un muro
en algún suburbio latinoamericano:
dejemos el pesimismo para tiempos mejores


Jorge Riechmann, “Rengo Wrongo”



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viernes, 17 de abril de 2015

Antonio Orihuela





Las víctimas

Las víctimas necesitan un Estado, unos líderes, una jerarquía,
un partido, una masa, una televisión, una lógica, una ceguera,
una rutina, un monologo, una crisis, una justificación.

Las grietas lo único que necesitamos es juntarnos para hacer.

Une muchas víctimas y tendrás, como mucho, un victimario.
Une muchas grietas y el capitalismo se derrumbará.


Antonio Orihuela




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martes, 14 de abril de 2015

GOTTFRIED BENN




GOTTFRIED BENN
La fuerza estética del expresionismo alemán sigue impresionando e inspirando, pues la desolación humana continúa siendo tan evidente como en aquel entonces, consecuencia de la Primera Guerra Mundial. Benn fue el poeta expresionista más característico. Nació en 1886 en un suburbio berlinés y murió en 1956 en Berlín Occidental. Se desempeñó como médico militar en las dos guerras mundiales, y entre éstas trabajó en hospitales berlineses, de donde extrajo su visión poética, llena de sufrimiento y desesperanza. En un principio saludó al nacionalsocialismo como bueno para la nación alemana, pero pronto se desengañó por completo. Alguna vez dijo: “Las palabras tienen mayor resonancia que sus contenidos semánticos; por un lado son espíritu, pero por el otro son la sustancia y la ambigüedad de las cosas de la naturaleza.”


Circulación

A la solitaria muela de una prostituta,
que es desconocida y ha muerto,
se le quita la incrustación de oro.
Con lo restante quedará la mujer lista
como para una cita.
El encargado de los cadáveres arrancó el oro,
se lo guardó y se fue a bailar.
Es que, él dijo,
sólo la tierra debe volver a la tierra.


GOTTFRIED BENN




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sábado, 11 de abril de 2015

W. H. Auden





EL COMPOSITOR

Los otros traducen: el pintor dibuja
un mundo visible que amar o rechazar;
escarbando su vida, el poeta saca
las imágenes que hieren y conectan,
moldeando con dolor, a la vida y al arte,
confiando que nosotros cubriremos la grieta.
Sólo tus notas son puro artefacto,
sólo tu canción es un don absoluto.

Derrama tu presencia, delicia desbordada,
por las cascadas de las piernas y los vertederos de
la espalda,
que invade nuestro clima de duda y de silencio;
sólo tú, tú sola, canción imaginaria,
eres incapaz de decir que una existencia ha errado,
y viertes, como un vino, tu perdón.

W. H. Auden


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miércoles, 8 de abril de 2015

Séptima elegía / Jiri Orten




Séptima elegía 


Le escribo, Karina, y no sé si está viva,
si no está usted ya donde no existe el deseo,
si mientras tanto ha llegado a su fin su aún crítica edad.
¿Está muerta? Pida, pues, a su losa
que se haga leve. Pida a las rosas, señora,
que vuelvan a cerrarse. Pida al disgregarse
que le lea el informe de mi disgregación.
La muerte calla a la vista de los versos
en los que voy a usted
tan cruelmente joven y ya maduro,
que en mi juventud me parezco a un rey
de un reino perdido. Pero usted sabe
cuántas alas nos faltan para echar a volar en el vuelo de un ángel
cómo reímos con la sangre y con la sangre lloramos.
Encontré mi caída y quiero decirle dónde sucedió.
Una vez en el cielo (esto de Dios lo escribo)
la transparencia se hirió de rojo celeste
y sangraba. Luego partió.Era el crepúsculo.
Tal vez fue sólo un sueño en el que soñaba
madre y padre, la casa, mis dos hermanos;
tal vez fue sólo un sueño en el que un hombre
se descubre a sí mismo bajo los círculos de agua del estanque;
tal vez fue sólo un sueño, espejo de la luna,
mas no debí soñarlo, si no me hubiera despertado luego,
no debía dejarme en las llamas que daban frío.

¡La caída de Dios! ¡qué caída! Luego está el niño solo,
sin la fuerza de la gracia que sabe
disminuir las dificultades, acortar la lejanía,
cerrar el infierno con el perfume y la violeta.
Y luego el niño está solo y se despierta y va
hacia una realidad de males. Piensa que no llegará.

El tiempo si no quiere no cura. El tiempo es un charlatán.
Una vez una mujer, llena de encantos,
la caída parecía un no-caer: estoy hablando de Narcisa.
Todo era leve. E inexpresablemente próximo
nos habló? el gozo. Fueron palabras
que nunca podrá disolver el viento,
era una lengua, la amada lengua materna
de labios, manos, ojos, cuerpos y del vientre amado,
donde la espléndida seguridad sobre un lecho se inclina;
era esa lengua que sin lengua habla.
¿Qué quería Narcisa, cuando ante sus espejos
se quedaba y las cosas de en torno al tocarlas rápidamente se helaban?
Como Narciso, su sombra, ella nada, no quería otra cosa
que contemplarse a sí misma sin alma, sin cuerpo,
en el transparente espejo, hallaba sólo palabras de belleza,
de dureza, más dura que el diamante,
anhelaba de sí misma saber en sueños ajenos.
No era como una fuente, sino que en fuentes se ahogaba.

Ah, ¿dónde brota aquello en cuyo seno fluimos?
¿De quién las noches insomnes tanto se han posado en mí
y se han dilatado tanto que ya no me queda espacio?
He encontrado mi caída. ¿Sobre qué? ¡Sobre el llanto!

Caían mis lágrimas. Caían sobre la ciénaga;
caían por un reino vivo de miseria y de lamento;
caían sin pudor, Karina, a usted le escribo,
pida a su losa, que con la lluvia lavo,
me siento como lluvia que llueve sobre su tumba,
me siento como un llanto, sin forma ni tiempo,
le escribo, Karina, y no sé si está viva,
si no está usted ya donde no existe el deseo,
si mientras tanto ha llegado a su fin su aún crítica edad.

Conozco a una niña. Es como un beso
todavía escondido en la boca, no se le permite más,
se despereza solamente al sol, que es tenue,
no quema, apaga la sed: adormece en el seno.
Es joven como la tierra, leve como el aliento,
como las hojas tiernas, como el alba y la felicidad.
También yo conozco hermosos días. ¿Mas donde me llevarán?
¿Lo sabía usted ya? ¿Y sabe usted, Karina?
Conozco también la grandeza de las mujeres: la espera de la madre,
tal vez regrese a ella un triste hijo.
Y conozco mi tierra, alegría sin causa,
y la fidelidad. Sí, pero ignoro dónde se encuentra ahora.
Conozco el despertar súbito de amarguras y desesperanzas,
mas conocer es muy poco, y muy poco es querer,
poco es saber la traición si el perdón es imposible.

La muerte calla en presencia de los versos, verá, lo sueño aún.
¿Ante qué tempestad calla? ¿Ante qué horror?
¿Qué entenderemos allí? ¿Qué nos disgrega?
¿Qué muere también allí? ¿Qué cae allí eternamente?
¿Los amores?

No quería, no quería callar,
perdonad a Narcisa, perdonad el pecado y al mundo,
encended una vela y rogad por la tierra,
que diciembre con su hielo no la postre demasiado,
que se le dé en abril lo que se les da a las flores,
que sea para ella la noche bandera en una torre,
que ondee hacia la luz, a la hora de los astros,
que los amantes la alaben por el dolor.

Tan cruelmente joven y ya maduro,
me río hasta sangrar y lloro lágrimas de sangre
y abandonado de Dios y a Dios abandonado,
le escribo, Karina, y no sé si estoy vivo...


Jiri Orten


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domingo, 5 de abril de 2015

Natalia Litvinova




La última cintura

Después de años de planos trazados a la perfección,
mi madre terminó remendando ropa ajena.
Un día apareció Juan y su leucemia.
Trajo pantalones para achicar. Había adelgazado.
Cada vez que venía, yo me tapaba la boca.
Quería arrojarme encima de su cuerpo.
Cinco pantalones reducidos para las cinco versiones
de la cintura de Juan. Eras blanco cal,
la luz desperdiciada en la dimensión de tus ojos.
Pero tus labios rojos, como si toda tu sangre se congregara allí.
La última vez que te vi fue cuando trajiste el sexto pantalón
y yo lo destrocé sollozando hasta quedarme dormida.
A la mañana siguiente encontré a mi madre
con los ojos cristalizados. Detrás de la máquina de coser.
Iluminada por los débiles rayos del sol.
Al lado de toda esa ropa arrugada, indecente, sin dueño.


Natalia Litvinova
(de “Todo ajeno”, editorial Vaso roto, 2013)


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jueves, 2 de abril de 2015

Rubén Tejerina





FOTOGRAMA DONDE NO ESTOY

Pensaba no sé por qué,
que volver era otra cosa.

Quedarse en un lugar
es marcharse de todos los demás.



  Rubén Tejerina   (de Sed de Sal)


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