HOY
LE HA ENTRADO UNA ASTILLA.
Hoy le ha entrado una astilla cerca,
dándole
cerca, fuerte, en su modo
de ser y en su centavo ya famoso.
Le ha dolido la suerte mucho,
todo;
le ha dolido la puerta,
le ha dolido la faja, dándole
sed, aflixión
y sed del vaso pero no del vino.
Hoy le salió a la pobre vecina del
aire,
a escondidas, humareda de su dogma;
hoy le ha entrado una astilla.
La inmensidad persíguela
a distancia superficial, a un vasto
eslabonazo.
Hoy le salió a la pobre vecina del
viento,
en la mejilla, norte, y en la mejilla,
oriente;
hoy le ha entrado una astilla.
¿Quién comprará, en los días perecederos,
ásperos,
un pedacito de café con leche,
y quién, sin ella, bajará a su rastro
hasta dar luz?
¿Quién será, luego, sábado, a las
siete?
¡Tristes son las astillas que le entran
a uno,
exactamente ahí precisamente'
Hoy le entró a la pobre vecina de
viaje,
una llama apagada en el oráculo;
hoy le ha entrado una astilla.
Le ha dolido el dolor, el dolor joven,
el dolor niño, el dolorazo, dándole
en las manos
y dándole sed, aflixión
y sed del vaso, pero no del vino.
¡La pobre pobrecita!
César
Vallejo (poemas póstumos)
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